martes, 12 de mayo de 2020

 Ismael...

Cuando te conocí, me obsesionaba escribir sobre ti.
Nunca había ni he conocido a alguien así.
Podría escribir tantas cosas sobre nosotros y sobre nuestra historia.
Y aún siempre, seguir sin decidirme.
 
A veces los giros no salen y los textos me quedan incompletos.
Las personas que más han marcado mi vida... son a los que he decidido mantener lejos.
Para no arriesgarme a quedarme con un mal recuerdo.
¿Qué peor recuerdo que ninguno?
Cuando ya no marcaste nada, no escribiste ninguna historia.
Tuviste miedo a hacerlo.

Solo contigo he sido valiente.

Tu nunca te haz rendido conmigo.

Lo que me gustó al principio de ti, no tiene nada que ver con lo que eres ahora y lo que me gusta hoy de ti.
Lo que no me gustaba de ti, no tiene nada que ver con lo que eres ahora y lo que no me late de ti.

Entre inseguridades y certezas, nuestro amor se ha ido construyendo.
Como una telaraña, enredado, revuelto pero fuerte y resistente.
Capaz de atrapar a cualquiera pero también de salvar a quién sea que se ande cayendo de un precipicio.

Y ahí estamos tu y yo.
En una telaraña romántica.
A veces, nos siento tan claros y puros como el agua.
Otros no entiendo nada y me da miedo todo.

Pero tu eres mi puerto.
Tu eres mi ancla.
Tengo mucha dependencia hacia ti.
Soy tóxica.
Soy una enamoradiza que trata de ser mejor día con día.
Simplemente a veces no encuentro el camino.
Pero... te perderías conmigo?

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