lunes, 28 de octubre de 2019

domingo, 27 de octubre de 2019


Quiero escribir.
Quiero escribir sobre ti como siempre.
Espero que hoy me alcancen las palabras.
Espero no enredarme, no pensaré mucho, solo lo soltaré todo.

Amo pensar en nuestra historia,
Para mí, podrían grabarla y sería todo un éxito.
Sería un best seller en libros.
Y quizá harían muchas fotos y memes en tumblr, insta y we heart it.

Pero nos toca conocerla a ti y a mi.
Solo a nosotros.
Qué pecado, tanto que he sentido, quisiera poder compartirlo.
Que otros conocieran el amor como tu me haz enseñado a vivirlo.

Todo el tiempo, cuando amigas, amigos, mi hermana, etc.
Me cuentan sus historias sobre quién sea con quién están empezando una nueva historia.
Vuelvo al cómo te conocí. Con ciertos olores, canciones, películas...
Me acuerdo de mi arreglándome para ir al Costco.

Debo reconocer y como ya te lo he dicho muchas veces, que iba con ganas de enamorarme.
Porque recién le acababa de decir a Dios que ya estaba lista.
Que por fín había olvidado lo de Alfonso, que me sentía reconstruida y que tenía ganas de volverme a enamorar.
No me gusta pensar, hasta hace poco reconozco ese término, es palabra con la que los hombres se dirigen a las chavas a veces. "Volada"

No me gusta pensarme así pero y si fuera así ¿qué más da?
Era soltera, joven y con unas ganas intensas de enamorarme.
Que lo tomen como quieran.
Finalmente, una chava, una mujer, no se queda con el primer idiota que se le pone en frente y le dice cosas bonitas.
Eso es mentira.

Se queda con quién la hace arder por dentro.
El que a través de su mirada, logra decirte algo más.
Logra darte curiosidad, calidez, confianza y ganas al mismo tiempo.
Pero no ganas de "cojer" si no ganas de vivir.
Ganas de gritar, ganas de pintar la vida de colores y creerla una película o una obra de arte.

Y tu me diste todo eso.
Me estremezco al imaginarte de nuevo con tu faja moviendo artículos del carrito a la caja y de la caja al carrito, recibiendo tarjetas, pasando dinero. Todo loco, acelerado y atrabancado.
Nunca pensé que tres años fueran la gran cosa. Hasta ayer cuando bailábamos en la fiesta de disfraces de esos niños.
Me sentí tan grande.
Tan amargada y fuera de tono. Y tu...
Tu estabas ahí conmigo. Igual de loco que desde el primer día que te conocí.
Y dejé de sentirme rara.
Porque tu estabas conmigo, brillando como siempre, enseñándome a vivir sin complicaciones.

La locura no tiene NADA que ver con la madurez.
Pienso que existe la locura en cada etapa de la vida.
Y me encanta descubrir tu locura a cada escalón de la vida que vas subiendo.

Pensando más, analizando más y tomando decisiones más acertadas.
Pero locas, siempre locas al fin y al cabo.
Tu locura se pinta de colores, me envuelve como las auroras boreales y me jala.
Me anima a ser y vivir como nunca había sido en toda mi vida.

Y esas mismas auroras nos rodeaban ayer y nos vi y te vi.
Ahí parado frente a mi, bailando, siguiéndome la corriente como siempre.
Te vi y vi el camino que hemos recorrido. Que realmente ya no somos unos niños.
Son solo tres años, pero Dios... realmente me cayeron encima.

Minutos antes, llorando en el pasto, descalza, sin mi cel pensando que ya no irías por mi...
Vi la primera vez que hablamos, la primera vez que te volteé a ver en la caja.
Vi la segunda también, cuando me invitaste a la playa.
Vi nuestras escapadas en la moto, cuando te abracé como en las películas por la espalda llena de miedo porque nunca me había subido a una moto y andado así de rápido por Lopez Mateos.
Vi las tardes en tu cuarto, cuando sin dudar, dejé que me desvistieras y poco a poco te fui entregando todas mis penas y verguenzas, para volverme la mujer que soy ahora.
Vi la lluvia cuando me besaste al lado de los labios y me dejaste con ganas de un beso de verdad.
Vi el baile en Mambo café.
Vi tu sonrisa y tu llanto.
Las peleas, los gritos, los golpes.
Y supe más que nunca y ya sabes, con el alcohol en mi sangre alterando e intensificando todo por mil,
Que yo ya no puedo vivir sin ti.
Que si lo nuestro se acaba simplemente no quiero nada.

Suena enfermo, suena tóxico, suena mal.
Y estoy harta de esas palabras, específicamente de la palabra "tóxico"
Todo el mundo hace cosas tóxicas todo el día, todos los días.
El cigarro, el tráfico, el refresco, el café, el azúcar, la grasa en la comida.
Todo es tóxico, todo nos mata poco a poco cada día.
Porque la gente se siente con el derecho a decir que nosotros estamos mal.

Quiero que me dejen en paz y como dijiste tu ayer, callarle la boca a todo el mundo.
Porque sé que cuando estamos juntos brillamos.
Sé que la gente nos mira y no lo entiende.
Porque somos lindos.
A todo el mundo se le olvida ese detalle de la película "Diario de una pasión"
Que todo el tiempo lo hacían, que todo el tiempo peleaban.
Pero tu nunca me sueltas y yo siempre vuelvo a ti.


Tres años han sido mucho.
Nos veíamos aún más chiquitos, lo comprobé ayer, cuando vi a los chavitos.
Y ya no nos vemos así.
Lo compruebo cuando te abrazo, que lo que siento ya es diferente.
Ya no siento solo mariposas de "LE GUSTO COMO ÉL ME GUSTA A MI"
Es...
Como cuando el mundo esta de cabeza, no entiendo las personas nuevas que me toca conocer.
Y de pronto vuelvo a verte a ti y mi mundo aterriza en un lugar seguro.
Porque tu eres mi historia, eres mi pasado, eres mi presente y quiero que seas mi futuro.
Por eso cuando llegaste el otro día y con tu mano me sacudiste el pelo y me dijiste "qué onda?" entre awitado, preocupado pero cariñoso al mismo tiempo.
No sé si lograré trasmitirte lo que siento.
Es como cuando te olvidas de tus papás por los pendientes del trabajo, tus amigos, tu novio... y luego los ves y te dan un abrazo y recuerdas que ellos están ahí contigo.
Eso mismo siento cuando me abrazas mientras estoy acostada sobre tu pecho, que me rodeas con tus brazos y me acaricias el pelo.
Es el estar contigo y no necesitar nada más en esta vida.

Y se me hace entonces tan triste, todas esas cosas en las que la gente se pierde: en el alcohol, en las drogas, en la fiestas, pedas con amigos, sexo...
Gente perdida y vacía.
Yo encuentro todo a tu lado.

Eso de salir de una fiesta y seguirla en otra nunca lo había podido hacer en mi vida.
Me conoces y conoces a mis papás.
Y cuando dejaron de ser mis papás el motivo, fue que me di cuenta que ese mundo realmente no era para mi.
No soy el tipo de chava que se queda hasta la 1 en una fiesta y luego la sigue en otro lado.
Ni cuando estaba en Francia.
Solo lo hice una vez y me dio mucha flojera.
Es contigo, ahora, cuando ya hago esas cosas.

Y es chistoso, porque para lo acelerada que va la sociedad últimamente.
A nuestra edad ya estamos "grandes" para esas cosas.
Ya se trata del trabajo, bares y vida godinez de flojera.
O al menos eso siento yo.


Pero contigo no hay tiempos, no hay "edad" momento "correcto"
Hay improvisación y la incertidumbre que quién sabe, será una noche increíble y loca solo de los dos o quizá peleemos, nos agarremos del chongo y nos perdamos de todo.
Pero soy adicta a eso.
Porque cada día es más fácil arreglarnos. Olvidar los problemas.
Cada día somos más "sanos"
 
Soy adicta a ti.
A los dos lunares en tu mejilla izquierda.
A estar encima de ti y verte gemir.
A soñar con Italia.
A tu espalda... y ya llegaste.

Ventanas.
Siempre estoy intentando encontrar ventanas.
Salidas de emergencia.
Las salidas de emergencia son un arma de doble filo.
A veces son las más discretas, porque estan cerca de todo y lejos de la entrada y salida principal.
Otras veces, como su nombre lo dice, al ser de "emergencia" suelen estar vigiladas para que irónicamente estén desocupadas "por si se necesitan"
Parece más difícil acceder a una "salida de emergencia" que a una puerta normal.
¿Quién decide cuando la emergencia amerita el permiso para usar la "salida de emergencia"?
Es subjetivo al igual que todo en esta vida.

¿Por qué buscamos salidas de emergencia?
¿Para qué la euforia, el descontrol y el desinterés?
Queremos escapar de lo que decidimos ser o hacer.
Quizá porque eso que somos o hacemos es "lo correcto"
Y lo correcto no siempre nos llena.




miércoles, 23 de octubre de 2019



Ballet.
Hoy volví a practicar ballet.
Me valió el entrenamiento de siempre de cardio y que el peso y la fuerza.
Volví a las lineas, a la resistencia, la belleza, la perfección.
Y la vida se convierte en arte.
Como una canción.

Hoy dejé el café, me traje los tés que compré en Francia.
Ya caliente en mi vaso, con humo sobresaliendo, me llegaron miles de recuerdos.
La casa de Magda, la luz por la ventana. El sol resplandeciente y el frío.
La nieve, la gente con chamarras grandes, esa sensación de no pertenecer y de explorar siempre.
La voz de JB por toda la casa en sus juntas.
Matheo desesperante y feliz.
Me acuerdo de la madera y los paraguas.
De mis ganas de café y la decepción del sabor del café para el que me alcanzaba el dinero.
Por eso mejor compraba tés raros como el que tengo en mi taza ahorita.
Siempre fui más de té. (Menos ahora).

Siento paz.
A pesar de todo, siento paz.
Porque hoy decidí sin darme cuenta, que estoy cansada de sufrir.
Que ya fue suficiente.

Cambré y grand allegro en 1:09

martes, 22 de octubre de 2019

Adicta al café.
Yo no era así, bueno desde hace ya tiempo que no era así.
Ansiosa.
Todo ha estado mucho en paz.
Bueno, yo siento que solucionamos los problemas más rápido que nunca.
Y que me siento bien con las soluciones.
No como antes.

Extraño a abuelita.
Su paz, su tranquilidad, su mirada espectadora,
Que no espera mucho pero analiza todo.
Que no te entiende pero te apoya.