sábado, 28 de diciembre de 2019

Paz
Paz y libertad.
Son el tipo de cosas por las que no debes de pedirle permiso a nadie.
En el ritmo de vida y en el trabajo me pierdo.
Y lo hago porque quiero.
Si miras la naturaleza, en realidad, el tiempo pasa tan lento.
Una bendición y una tortura, dependiendo tu contexto.
Cuando me observo desde lejos, a la distancia del tiempo... a veces ni identifico cuánto tiempo pudo haber pasado.

Solo me recuerdo a mi.

No hay lugar más rico que aquí: en mi.
Solo que pocas veces me doy la oportunidad de ir... ¿venir?
Me extraño.
Y quizá eso sea lo que más extraño de Francia en realidad.
Fue un curso intensivo de mi misma.
Aprendí a tolerarme, aceptarme, quererme y entenderme.

Fuí feliz, lloré, me enojé, me estresé, tuve miedo, quise todo y nada.
Pero al final lo lograba.
Porque por muy grandes que se sientan las cosas, solo son eso... sentimientos.

¿Qué quiere esta Gaby aquí sentada?

domingo, 22 de diciembre de 2019

Tú camisa huele a ti (obviamente)
A mi me duele el corazón 
Y me duelen las ganas 
Existen mil formas de romper un corazón.
Hoy lo sé.
Pero al final qué importa todo, qué importa nada.
Somos polvo.




lunes, 16 de diciembre de 2019

A veces la gente simplemente me cae mal.
No sé a qué se deba.
Soy antisocial. 
La siento falsa.
No todo el tiempo, todos tienen sus fases.
Pero cuando siento esa falsedad.
Duh.

A veces, como en las películas, puedo ver escenas de mi pasado.
Momentos padres que extraño.
Escapadas, risas y locura.
Pasa que me siento tan lejos de eso.
Da como melancolía. 
Como una canción de Lana del Rey.

Qué intenso, cómo somos polvo.
Un día estamos aquí, ocultando nuestra información de hackers y a veces hasta de nuestros propios familiares.
Y al siguiente, solo quedan esos extractos de nosotros:






Me estremece pensar que alguna vez diré "La última vez que hablé con ella fué cuando yo tenía 23 años"

Claro... suponiendo que Dios me dé licencia de contarlo por mucho tiempo.

Por el momento... la última vez que hablé contigo fué hace tan solo 6 meses y 9 días.



viernes, 13 de diciembre de 2019

Recordando

Nunca escribí ciertos detalles que ahora recuerdo y tengo muy presentes de mi viaje a Europa.
Recuerdo cuando salía a correr en las mañanas antes de tener que cuidar a Matheo.
La memoria ya me empieza a fallar y eso es triste, pero creo que tenía que cuidarlo como a las 8 de la mañana. En realidad él todavía no despertaba pero era la hora en que su mama se iba al trabajo y había que estar pendiente de él porque JB no podía atenderlo por sus juntas.

Así que yo salía a correr a las 6 de la mañana.
La mañana era gris y con neblina.
Hacía mucho frío supongo que el mismo que hace ahorita solo que ya estaba acostumbrada y eso era poco.
Recuerdo la salida de la casa, mi ruta era hacia la derecha bajando la calle de Rue Eduard Fortier.
La casa estaba en Mont Saint-Aignan y como su nombre lo dice es un monte, asi que hacia la derecha estaba la pura bajada y me daba un poco de miedo resbalarme.
El piso era de piedra pero como en Rouen llueve todo el día, el piso tiene moho combinado con las hojitas que caen de los árboles, con la lluvia se vuelven como una capa de hielo resbaladiza y muchas veces se me iba el pie.
Antes me gustaba bajar o al menos lo intenté un tiempo.
Podía ver la estación del bus "Morin" que tanto estuve buscando al llegar el primer día.
Al llegar al fondo de la calle, daba vuelta a la derecha por Rue Verte y pasaba por la pequeña tienda que pretendía ser un mercado. Para los franceces eso es un mercado que no tiene nada que ver con lo que yo estoy acostumbrada empezando por los precios, pero me daba como paz ver a los vijitos comprando sus tiras de pan en bolsas de papel craft.

Rue Verte te lleva hasta la estación del tren. Poco antes de llegar ahi esta el auto lavado que me daba pánico en las madrugadas cuando caminaba de regreso a casa después de ir a una fiesta. Me tenía que bajar en la estación del bus porque la siguiente parada del bus ya era muy arriba del monte y se me hacía más peligroso bajar en la madrugada.

En realidad no es como que saliera en las noticias que alguna mujer había sido secuestrada, violada y asesinada o algo por el estilo. Pero, no sé... te queda como la costumbre de aqui y me daba mucho miedo ir por ahí sola a esas horas.

Pero volviendo a las mañanas... era muy complicado tomar esa ruta para correr porque pasaban carros y era pura bajada, son avenidas muy transitadas y apretadas y la gente te estorba para correr fluido a pesar de ser muy de mañana. En esa ruta giraba luego luego en el restaurante japonés fresa que estaba a contra esquina de la estación del tren. Y empezaba mi subida -hasta ahora investigando descubro que esa calle se llamaba Rue Maladrerie,- por la parada del bus Campulley y por el vecindario bonito. Es chistoso que no tengo forma de describir esa calle y me da miedo que mi memoria termine por olvidarla.
Pero era una subida muy pronunciada que me hacía bofearme muy rápido.
Las casas eran muy residenciales, se veía de puras familias con mucho dinero aunque no tanto como las casas del vecindario de Magda. Más bien eran como casas para jóvenes... se me antojaba tener un departamentito ahí y hacerme bolita con Ismaél. Me imaginaba que él llegaba por la tarde con pan caliente y café y nos revolvíamos en una cama muy muy chiquita de esas. Me imaginaba las películas francesas que he visto de amor, como viven la vida tan despacio y poéticamente.

Después salías a una avenida más grande... investigaré cuál era su nombre (no lo encontré) pero había un cartel gigante donde ponían anuncios de ropa tipo Palacio de Hierro o Liverpool y me sentía fresa en Francia, me imaginaba sin preocupación de dinero pudiendo ir a comprar cosas como hacía Magda y por un momento me sentía en paz y me olvidaba que tenía que caminar todavía un buen para llegar a la casa. Por ahi pasaba solo la línea F2 del bus que era la línea morada. Hasta llegar a Rue de la Corderie (hasta ahora me voy enterando que se llamaba así) Ahora que lo pienso, no tengo idea cómo descubrí esa ruta, cómo no me perdí. Solo recuerdo una parte, del cómo la descubrí, y fué cuando me bajaba de la línea del noctambus.

Recuerdo la primera vez en plenas 3 de la mañana, con mi GPS mi celular muriendo en batería y yo con la angustia pasando por esas callecitas. La primera vez mis amigos se preocuparón por mi y hasta me insistieron en ir caminando conmigo a la casa. Después y como suele sucederme siempre a mi y a mi individualidad, ya ni siquiera se ofrecían.

Rue de la Corderie se parte en dos en una parte y yo me metía por la derecha. Esas casas estan un poco más tétricas de noche, escribí varias novelas de terror en mi cabeza mientras caminaba por ahí lástima que ya las olvidé porque estoy bastante segura que habría ganado best sellers con mis historias. Y ta taaaaan llegabas a Rue Auguste Borgnet (según google maps, insisto, yo no lo sabía), toda esa esquina me daba PAVOR. Parecía la casa de un asesino serial que escondía a sus victimas enterrándolas en el jardín trasero. Así que por ahí de noche corría como loca.

Nada que ver con la mañana, en la mañana es precioso. Hay unos árboles, sabrá Dios cómo se llamen. Rositas que brillan con la luz del sol. El cielo es tan claro que casi parece agua. Pero neta, nada le hace justicia a esos hermosos árboles. Las casitas de galleta, los arbustos... todo tan ordenado como si nada pudiera nunca destruir esa paz.

Pero como dije, ese camino solo lo hice los fines de semana o alguna vez de mis últimos días en Francia cuando tenía que cuidar a Matheo. Después, la mayor parte del tiempo use una ruta alterna. Más pesada hasta cierto punto y conociéndome hasta tenía contados los minutos que tardaba en recorrer la subida que me costaba tanto trabajo y en base a eso definí la cantidad de vueltas que daría... pero por otro lado era más bonita, más segura -en cuestiones logísticas- y menos transitada.

La segunda ruta era hacia la izquierda para empezar inmediatamente por Rue Auguste Borgnet, al llegar al final de la calle antes de llegar a dónde se convertiría Rue de la Corderie, en lugar de seguir recto, daba vuelta a la derecha por un camino que de noche da terror, se llama Passage Lambard. Ese camino de día es precioso y además tiene tierra lo cuál aminora el impacto a tus rodillas.

No sé por qué ni de dónde saqué la idea, que los lugares se vuelven más tuyos cuando los corres. Por ese camino, hay casas que no sé por qué me parece que son de viejitos. Tienen como granjas. Una de las casas hasta tenía un graffiti y le tomaré foto en google maps (ya que a la estúpida de mi no se le ocurrió tomarle foto cuando estuve allí) y no vaya a ser que lo borren:



"Il faut voyager pour protter et limer sa cervelle contre celle d'autrui" 
"Tienes que viajar para proteger y archivar tu cerebro contra el de los demás"

No alcanzo a ver las letras verdes, pero creo que es la firma de la familia: 
"Fzon Family Denier Duke Emilie Souson" 
Y literal solo se traduce 'familia' en esta oración.

"Ma vie est mon seul enseignment"
"Mi vida es mi única enseñanza"

Siempre quise saber qué decían las letras, pero no me alcanzaba la pila o no me llegaba señal para traducirlo en mi celular. Y bueno de haberlo hecho me hubiera sentido todavía más inspirada y lo hubiera pensado todo una señal, bueno nada me detiene: puedo sentirlo ahorita como una señal que tenía que encontrar ese camino y sentirme parte de él de algún modo, porque lo necesitaría después en mi vida cotidiana en México, no sé por qué me inspiraba tanto pasar por ahí. Cuando veía esos grafitis me imaginaba que los dueños de la casa eran unos viejitos hippies como el que vive en Mazamitla de Bélgica y que quizá tenían unos hijos franceces muy intelectuales, de esos que leen música alternativa francesa, flacos, con lentes y un libro.

Los árboles ahí se veían tan relucientes, en alta definición. Los patrones de sombras en el piso, en la tierra, me daban paz como las palmeras en la playa reflejadas en la arena. Los viejitos que me veían pasar por ahí me sonreían carismática mente, cariñosamente como si fuera un familiar que hace mucho tiempo no ven. Las casas ahí tienen conservas, se veían ciertos jardines cubiertos con plástico blanco como el que se ve en la carretera camino a Mazamitla, el que le ponen al jitomate para que no se arruine con el frío.




La verdad es que ese camino es el que más extraño. A veces cuando estoy en el tráfico en la mañana y ya no tengo datos para poner música, pongo la lista que hice en Francia porque esa la tengo descargada en el cel y literal se llama así: "Francia" la usaba para correr, para ir en el bus, para todo en realidad. Eran canciones que me encantaban, que acababa de descubrir en ese momento y no me hartaba de escuchar.

Cuando estoy ahí en mi carro en la mañana y entre los focos rojos, los baches y los malditos trailers ruidosos, empieza la canción de Sunset Lover de Petit Biscuit... Magda me dijo que ese artista era de ahí, de esa ciudad francesa llamada Rouen. Me gustaba mucho oirla en Francia en el bus viendo por la ventana, era relajante y en una ocasión cuando ya iba caminando de regreso a la casa que ya había terminado de correr, justo pasaba por ese camino y estaba esa canción...








Simplemente no hay palabras.








Así con solo escuchar esa canción vuelvo ahí. Siento la paz de no tener pendientes. De tomar mis propias decisiones sin presiones y hasta puedo sentir la soledad que "me acompañaba" todo el tiempo.

 Y la verdad... la verdad es que eso me hace volver a estar a gusto ahí en el tráfico. En el semáforo con un estúpido metiéndose frente a mi de la forma más dócil posible. Porque aunque la tranquilidad es rica, la soledad "esta canija" 

De todas formas, si en algún momento me siento muy presionada y necesito olvidarme del mundo y estar sola, lo único que debo hacer es poner esa canción y Rouen entero vuelve a mi:

 Las casas y las ventanas, tan blancas y tan sucias al mismo tiempo. Todo tan húmedo, tan frío, floral y brillante. Los viejitos con las tiras de pan, los niños aventando bolas de nieve, esos preciosos árboles, las conservas, los arbustos, el silencio. La madera... paz. El río que atraviesa la ciudad, los barcos aparcados en el muelle como si fueran autos en un camellón. Los niños pelirojos y negritos en el parque y francesas con blusas de tirantes solo porque hay sol aunque la temperatura este a 5 grados.

El tianguis de quesos, el "bonjour" que llega a enfadar hasta cierto punto. El olor al café (y la desesperación de no poder tomar uno), la gente fumando como pipas, el olor de sus cigarros tan amargo, los paraguas y las botas anti lluvia... las musulmanas y sus hiyabs en el bus cuidando que sus hijos no se dispersen... Y todo se equilibra dentro de mi.

Hay personas y lugares que se quedan tan dentro de ti que aprendes a llevarlas a cualquier lugar que vas. Y a Francia lo llevo conmigo siempre.






miércoles, 4 de diciembre de 2019

El fundamento de la prosperidad

Solamente eres el administrador del dinero que pasa por tus manos.
Sabemos que el dinero es una poderosa forma de energía.
Y es el mejor vehículo tanto como para expresarte como para esclavizarte.

Podemos llamar Dios, podemos llamar inteligencia infinita, podemos llamar providencia. Podemos llamar como queramos, pero tengamos en cuenta que la providencia es la verdadera y única propietaria de toda la energía. Es la fuente de toda la energía. Y el dinero al igual que cualquier otra forma de energía. Pertenece a la Providencia. Además, esta providencia es omnipresente y siempre esta velando por tu crecimiento espiritual.

Por lo tanto vamos a ser claros, directos y sinceros. El único y verdadero dueño de la riqueza es Dios, el único y si la deseas, se la tienes que pedir a él, no hay otro secreto y tu, eres su hijo y por lo tanto tienes derecho a disfrutar de tu herencia paterna. Ser rico y prospero no es ningún pecado y como mucho, en caso que existieran los pecados, pecado sería ignorar que todo lo que tienes te viene de Dios y no ser capaz de compartir tu riqueza amorosamente con los demás.

Por lo tanto, ten en cuenta que tu solamente eres el administrador del dinero. Eres un usufructuario. Tu eres el administrador de los tesoros que Dios te ha confiado y si quieres ser rico, más de lo que jamás puedas concebir, entrégaselo todo a Dios. Quédate sin nada, adminístralo todo.

Ten en cuenta que la riqueza divina es eterna, sin embargo, la riqueza humana es solamente humo. Para ser prospero, para realmente ser prospero, lo mejor que puedes hacer es trabajar al máximo tu conexión con Dios. No la descuides nunca. Cuanto mayor sea tu conexión con Dios, mayor será tu prosperidad. Ten en cuenta que tu formas parte del plan de Dios. Por lo tanto, si trabajas para este plan, Dios trabajará para tu prosperidad y ten en cuenta que Dios siempre gana.

Si quieres avanzar a pasos agigantados en la prosperidad, te voy a contar un secreto: tienes que ver a Dios en todas tus semejanzas. Absolutamente en todas las personas tienes que ver a Dios. Da igual el concepto que tengas de Dios, da igual por lo que tu entiendas que es Dios, llámalo inteligencia creativa, providencia... como quieras. Dios esta en todos, Dios esta en todos los demás. Por lo tanto, en relación al dinero, cada vez que estés dando, cada vez que des, no te imagines que pierdes, imagínate que das a Dios. Y para recibir es exactamente igual, piensa que estas recibiendo de Dios y dale las gracias.

Esto repercutirá muy positiva - mente en tu prosperidad. Si realmente quieres prosperar, vas a tener que tomar una decisión muy importante: tienes que aceptar que el ego ha de fracasar, para que Dios triunfe en ti y a través tuyo. Cuanto más te ocupas de Dios, más prosperidad afluye hacia ti y por lo tanto el ego se revierte. Por lo tanto, haz de escoger, porque nadie jamás puede servir a dos caminos al mismo tiempo y recuerda que el camino a la prosperidad es el camino al florecimiento de la vida. Y para esto, tu ego ha de desaparecer. La prosperidad es algo sagrado. Es el resultado de tu propia evolución espiritual.

Dios quiere que prosperes, que evoluciones, no te puedes oponer a su voluntad. Si realmente quieres ser prospero, conéctate con la fuente de toda riqueza y vive como esto se va exteriorizar.

No existe otro sistema.

- La mística del dinero en Spotify

domingo, 1 de diciembre de 2019

A veces debes evitar que te digan quién eres.
Otras solo puedes escuchar y callar.
Quién sabe por qué me gusta hacer sentir a la gente que cree saber quién soy y el por qué hago lo que hago.
Quizá porque en silencio las victorias saben más rico y en silencio las derrotas no se divulgan.

Y contigo... contigo he querido que sepas quién soy.
Es más... he querido definirme a tu lado.
Quizá por eso duele la verdad.
Porque no existe certeza de nada en la vida.

Mis dudas estan con todo hoy.
¿Qué es el matrimonio?
¿Puede el matrimonio ser lo mismo que el amor de tu vida?
¿Son compatibles los dos conceptos o uno arruina al otro?
O como pilatos (como dice papá), la vida se mete en la jugada sin avisar.
Quizá solo hay que comprender bien lo que en realidad es el matrimonio.
Y solo disfrutar al amor de tu vida.

Por el momento así los entiendo:
Matrimonio es equipo.
Y amor... es libertad y acompañamiento sin expectativa.

¿Podrán encajar?