domingo, 24 de septiembre de 2023

 Hace tiempo que quería escribir y no encontraba las palabras. 

Quizá porque me gusta ser real en lo que digo y últimamente me he vuelto tan autocrítica que no termina por convencerme. 

Esta semana tuve la oportunidad de recapitular sobre mi vida. Como si recibiera un shot de adrenalina o dopamina que me permitiera ver la vida diferente otra vez, como cuando recién falleció Isma. 

De pronto me queda claro que se trata de algo meramente químico. Porque de un día a otro me sentía capaz de olvidarme de nuevo de los problemas rutinarios, de no agobiarme por ellos. 

Lo que hice fue poner en retrospectiva mi vida, darme cuenta de hasta qué punto me estoy dirigiendo hacia lo que busco. 

Tuve muchos descubrimientos. 

Sobre pausas, 

Sobre ansiedad,

Sobre el tiempo,

Sobre la mente.

Expectativas, opiniones, experiencias, contextos, complejos.

Esta semana confié más en mi.

Decidí que aunque mucha gente pudiera no estar de acuerdo conmigo, no confiar en mi, no entenderme, no apreciarme; decidí que aún a pesar de todo, yo lo haría por mí. 

No porque piense que soy perfecta sino porque si me suelto a mi misma, ¿Qué opciones o caminos me abro?

Decidí tenerme paciencia por decisiones que he tomado que no me llevaron a resultados que sean satisfactorios para mi en este momento. Porque sé que siempre he hecho lo mejor que he podido, somos un constante crecimiento. 

Esta semana me di tiempo para dudar, para cuestionarme, retarme y romper todo lo que "he construido" hasta ahorita. 

Creo que siempre cuando toca empezar de nuevo estas a la expectativa de no regarla, de no equivocarte. Pero ya no se trata del periodo en que algo empieza y termina, ya no hay fechas de inicio y fin sino que todo es una espiral ascendente infinita. 

En los últimos dos años he desarrollado mi parte espiritual a tal punto que me ha costado mucho trabajo relacionar mi vida laboral. Porque ya no creo en los métodos de evaluación ni tampoco en que si no se puede medir no se puede controlar. Pues el control es un concepto que ya no vibra conmigo. 

Es difícil. 

Estoy en una edad en la que siento que se espera que uno busque y logre resultados. En que seas ambicioso por construir carrera y labrarte un camino profesional y se vuelve pesado cuando yo lo que busco ya son cosas más dirigidas hacia el sentido de la vida, profundidad y trascendencia. 

Pareciera que un gran porcentaje de la población logra comprender estos tres conceptos al tener un hijo. Pero he podido notar que muchas otras personas encuentran estos aspectos en su vida laboral, personal y familiar de maneras no convencionales o tradicionales. 

Por otra parte esta ese miedo a equivocarse que mencionaba anteriormente. Finalmente en mi vida siempre busqué hacer "lo correcto" o seguir el esquema que me enseñaron:

Estudiar, tener buenas notas, graduarme, buscar trabajo, tener sueños y metas que lograr y luchar por ellos.

A mitad del camino me tocó conocer a alguien y por tanto quise seguir ese buen camino también: casarme, tener hijos, seguir desarrollando mi vida profesional a la par que formara una familia etc. 

Cuando un camino se cierra justo cuando empezabas a agarrar vuelo, quedas paralizado. 

Y como que sigues en ese lapso de querer cuadrar qué vas a hacer y en mi caso, a la expectativa de volver a empezar y "no regarla" no generarte un camino triste y quedarte estancado ahí.

Cuando pierdes a alguien la vida se drena en tus manos y nada vuelve a ser lo mismo. 

Siento que te deshaces de los miedos a muchas cosas pero también que adquieres muchos nuevos. 

En mi caso, llego a tenerle miedo a los resentimientos que me quedaron con la vida. 

Que aunque los trabajes en terapia, pues son un proceso que puede tardar un buen tiempo y no quisiera vivir con amargura aunque a veces es inevitable.

Le temo también a usar la arrogancia como coraza, intentando protegerme al sentirme vulnerable por ver a gente muy feliz y yo sentirme siempre un poco rota por dentro. 

Le temo a buscar tanto la humildad que termine por abandonarme en lo que deseo.

Supongo que es necesaria siempre una pequeña dosis de ambición. 

Expectativas, opiniones, experiencias, contextos, complejos.

Lo mencionaba al principio. He intentado aislarme mucho por no querer sentir que se meten a opinar sobre mi vida. 

Pero extraño platicar y aprender de la gente. Me gusta vivir aventuras. 

Todos somos reflejos de lo que nos pasa y es posible que todos hacemos lo mejor que podemos incluso aunque no lo intentemos. 

Quisiera solo no olvidarme de eso: del amor. 

De las cosas bonitas que brotan de las personas, semillas de esperanza. 

Pero también esta semana fui aprendiendo sobre eso. Sobre que nada pasa porque te equivoques. 

Sobre que todo va llegando a su debido tiempo y también cuando debe se va. 

No tengas miedo. 

Es tu vida y aunque buscamos sentirnos acompañados, entendidos, apoyados y de alguna forma sustentados... es un camino individual.