domingo, 17 de abril de 2022

 No me gusta el pasar del tiempo. 

Cuando vives en automático y tienes pendientes por completar, siento que me es más irrelevante el paso del tiempo. 

Pero en las vacaciones, en los fines de semana y en resumen, en mis tiempos libres... el tiempo corre como agua en las manos. 

Y sin embargo, el tiempo sigue siendo irrelevante. 

Porque lo sientas o no lo sientas, ahí esta. Le pongas o no le pongas atención, lo quieras, lo valores o no. Simplemente ahí esta.

Es tan malo darlo por hecho como el ignorarlo.

Me encanta la sensación de levantarme temprano, sentirme de las pocas personas disfrutando un momento único como lo es, un amanecer, el frío al entrar el sol y los pájaros despertando y mucha gente descansando así como muchas otras trabajando. Muchas cosas pasando en un mismo momento. Incluso el que yo sea espectadora es otro acontecimiento y me gusta poder hacer consciencia del mismo.

Tengo mucho que decir y siento que a nadie le importa. Quizá porque es una realidad, en verdad a nadie le importa. 

Extraño mucho a Ismael, reflexionar sobre la vida con él, filosofar... y compartir de los momentos. 

Aprendí a soltarme con él... a derribar mis barreras, a fluir, a divertirme, a que no todo es tan estricto, que no todo es tan forzado ni obligado. Que la vida no es solo trabajar mucho para "tener derecho" a descansar mucho, que no es sacrificio y esfuerzo para alcanzar felicidad.... 

Con él aprendí que solo se trataba de fluir, de disfrutar, de decir "qué rico", de parar, de soltar pero sobre todo de dar. Se preocupaba tanto por los demás y no solo se quedaba en preocuparse o crear planes infinitos como hacía yo, sino que realmente llevaba a cabo las cosas. 

Ahora que él no "esta" me siento como un fractal de su persona... una especie de réplica pero a otra escala. No llegaré a ser exactamente igual y aunque hay más fractales de él en otras personas, siguen sin ser él y eso me parece tan bello y tan triste al mismo tiempo. 

Su esencia me inspiraba y motivaba siempre que me sentía cansada o perdida. Y aunque lo tengo muy presente en mi, aunque siento que vive en mí como seguro vive en todos aquellos que lo conocieron... simplemente él era como esa dosis necesaria. Como un café, como un RedBull, como cuando en las pelis inyectan adrenalina al que se le esta apagando el corazón. De golpe, te recordaba la esencia de la vida según su perspectiva. Y ahora que no "esta" en físico, me cuesta más trabajo. 

Simplemente, a veces me tumbo y no puedo más. Pero no debo negar que absolutamente SIEMPRE que le pido ayuda, tras unos minutos siento una fuerza muy potente, una energía poderosa y mi mentalidad cambia. Y es eso lo que me confirma que él sigue aquí. Porque últimamente hago, pienso y digo cosas que yo jamás habría echo, pensado o dicho... Es en esos momentos en que sé que nos fusionamos a tal punto que cuando alguien me pregunta el por qué de cosas que hacíamos juntos, o a quién se le ocurrió primero, de quién era la idea o las ganas, quién de los dos le mostro alguna cosa al otro... me doy cuenta que ya no identifico la separación entre él y yo. No sé a quién de los dos fue e incluso descubro que se nos ocurrió y lo desarrollamos juntos.

Dicen en los videos esos de "duelo" cuando hay una ruptura amorosa, que un duelo es un proceso de separación, de desvinculación y desprendimiento. Yo creo que, es por eso que quienes vivimos en duelo por la pérdida, por la muerte de un ser querido... pues sabemos que hay tipos diferentes de duelo. Porque para nosotros no significa una "separación" si no... el "entrañar" a las personas. Hacerlas parte de ti y de tu vida. 

Supongo que tengo muy clara la parte de entrañarlo... mis temas son los afectivos. El no tener ganas de estar sola a veces, el querer compartir un momento con alguien. El necesitar un abrazo. Un "todo estará bien", cuando te sientes fea y espantosa pero existe ese ALGUIEN masculino que te ve con todo el amor del mundo y le vale madre cómo estés. 

Extraño esos momentos, cuando eres insoportable pero te escucha y te saca sonrisas con paciencia y cariño. Cuando nadie en tu familia entiende por qué para ti es importante ir a un lugar, buscar algo, comprar cierta cosa o ese hacer específico... pero esa persona lo toma como prioridad y te ayuda.

Cuando estoy con mi familia es cuando más extraño esto. No sé si es porque de tu familia tienes más expectativas... que sabes o sientes que estuvieron ahí en varios momentos específicos de esta historia.

 No sé si es porque hay issues sin resolver de tu niñez que tu pareja te ayuda a superar, como cuando te desespera el comentario de tu mamá o de tu hermana pero tu pareja te abraza y te lleva a una esquina de la casa a respirar y calmarte y de pronto ese alguien ya no esta. En resumen, quién validaba tus emociones y sentimientos en contextos familiares y se vuelve tu pilar de seguridad, parece haberse ido...

Pero es ahí y en general en cualquier situación de crisis, cuando te tienes que abrazar a ti mismo. Aceptarte, apoyarte, auto-consolarte y encontrar tu lugar en el mundo aunque nadie, ni tu mismo lo entiendas.

Tus issues familiares no los resuelve tu pareja, los resuelves tu. Tus inseguridades sobre tu belleza y defectos también los resuelves tu. Y tantos más conflictos técnicos que puedas tener. No tienen nada que ver con tu pareja. El problema es que cuando convives tanto tiempo con una persona, sueltas muchas cargas, delegas actividades, te liberas de ciertas responsabilidades y pues creo que en eso sí debe haber un desprendimiento... soltar nuevamente esas ideas y abrazarte a ti misma. Fortalecerte y darle.

 Supongo que en esa parte de mi proceso estoy y supongo también que no tengo por qué decírselo a todo el mundo. Pero pues a veces necesitas hablar.

Porque siento que en realidad cada quién tiene su vida y qué importa? O porque quizá solo alimento al morbo... 



martes, 5 de abril de 2022

 Todos vibramos. Desde el átomo y la molécula, hasta el universo completo. 

No soy un robot. No lo eres tu tampoco, no importa que no te des cuenta a veces, las vibras están. 

Quiero conectarme conscientemente. Me puedo dejar llevar... pero también quiero colaborar. 

Es como un equilibrio divino, que se asoma y me saluda.