domingo, 30 de diciembre de 2018

Ojalá no hubiese perdido la buena costumbre de escribir más seguido.
Así tendría alguna referencia de cómo me sentía el día de hoy hace un año... ahora que todos se ponen cursis con esto del fin de año.
Aunque tampoco es que sirva de mucho.
¿Qué más da la Gaby que fuí?
Mi mayor preocupación es la que soy y la que seré.
Me siento como a las siete de la mañana, cuando todos aún siguen dormidos y soy la única despierta en domingo, con la promesa de un día en limpio, una página blanca que llenar con lo que yo quiera que sea.
Me da miedo analizarlo... pero es la verdad.
No importa el lugar, no importa si hay dinero o no... importa la persona, el cómo te hace sentir.
Yo no sé si quiero eso toda la vida. Bueno no, sí que lo sé. No lo quiero y sin embargo ahorita lo tolero... ¿Por cuánto tiempo más? Me da miedo que puede llegar a ser toda la vida ¿a quién pedir ayuda? Si la única que puede poner fin a esto soy yo misma... pero siento que ya es demasiada la carga... me puede, me supera.

Lo cierto es... que ya le temo a escribir, le temo a evidenciar a mis sentimientos, porque hoy creo una cosa y mañana otra. Un día soy José Luis tirado a mitad de periférico desnudo y golpeado y al siguiente estoy enojada con quién me ofreció golpear a quién me ha tirado ahí. Así que he preferido negar lo que siento... aunque si esta aquí es porque esta (el sentimiento) y peor tantito si prevalece... sería conveniente que no se evidenciara en mis escritos sino en mis palabras, en mis acciones, en mis decisiones...

¿En qué momento me volví tan cobarde?
Bien dice Pao: "si te da miedo es porque te va a servir"

jueves, 20 de diciembre de 2018

Dolor
Desesperación
Gritos ahogados
Impotencia
Inseguridad

Hace cinco meses, aquí estaba escribiendo sobre ti, deseando estar contigo, extrañando nuestros mejores momentos...
Hace doce meses estábamos tu y yo... más comprometidos que nadie en este mundo, yo peleando por ti, tu aferrándote a mi.
Hace doce meses ni tu accidente ni mi viaje eran lo suficientemente fuertes para todo lo que tu y yo sentíamos... incluso no podíamos hacer el amor pero cada centímetro de mi piel te pertenecía y sabía que todo en ti era mío.
La vida valía la pena, eramos sonrisas y peleas también que terminaban en llanto y en no poder estar lejos uno del otro por mucho tiempo.

Hoy... veo todo tan confuso, tan irreal, tan inestable...
Un día somos esos amantes, esos mejores amigos, esos confidentes y al siguiente nos hablamos feo, nos gritamos, nos ofendemos...
Mi corazón se rompe y lo siento gritar y llorar muy fuerte por dentro...
¿Qué nos falta? ¿Qué no tenemos ahora que solíamos tener antes?
¿Qué?

martes, 10 de julio de 2018



Qué ganas de besarte día y noche.
De contarte secretos.
De ser tu secreto.

Qué ganas de ver pasar el tiempo.
De no tener prisa.
De escucharte... de callarte.

Qué ganas de verte a media luz.
De apagarla.
De sentirte.

Qué ganas de que al día siguiente sepas que fui yo.
Yo, quién te tocó.
Yo, quién te habló.
Yo, quién te besó.
Yo, quién se entregó.

Qué ganas de que no digas nada entonces.
Que solo sonrías.
Que sonrías cohibido.
Cohibido y valiente.

Y qué ganas,
que entonces...
tengas las mismas ganas que yo.

Me he dado cuenta que es importante escribir de todo.
Que las palabras son como una cámara lenta en una película.
Ese preciso instante en que empieza una canción.
La vida es agua en nuestras manos.
Los momentos, los lugares y las personas.
Y cada sensación que tengo, incluidos los sentimientos.
Como si las emociones estuvieran en cada poro de piel.
Química.
Somos pura química.
Desde el nacer y hasta el morir.
Pero esta química nos permite salir, nos permite exteriorizar, nos permite expresar.
Superar el tiempo y el espacio.
Yo no sé si mi química resista al mañana, pero si no... que mis palabras perduren en el tiempo.
Que alguien pueda leer mi historia, que la critique, que la admire o en el peor de los casos que le sea indiferente... pero que pueda llegar hasta otra persona.


Queridos Magda, JB y Matheo:

Sé que debería escribir esta carta en francés, pero temo que mi mensaje no pueda trasmitirse completamente como lo deseo. Prefiero no correr riesgos y escribirlo en español:

Jamás me alcanzarán las palabras para agradecerles. Me han dado lo más valioso que un ser humano le puede dar a otro y es: su tiempo. Gracias por dedicarme tiempo, por compartir conmigo momentos, por permitirme conocer su vida y su historia. Me voy con muchos aprendizajes no solo sobre la cultura francesa o la colombiana, no solo sobre limpieza ni solo sobre usos y costumbres ajenas. Me voy con aprendizajes de cada uno de ustedes. Con sus puntos de vista, sus reflexiones, sus perspectivas y sus opiniones, me han alimentado y me han ayudado en mi crecimiento como persona.

Siempre los llevaré en mi corazón porque ahora forman parte de mi.

Les doy las gracias desde el corazón y con el alma les deseo una hermosa y maravillosa vida. Espero Dios me dé licencia para volverlos a ver pronto y darles un fuerte abrazo.

Á bientôt!

Los quiere: Gaby.


domingo, 17 de junio de 2018

Yo no niego nada.
Ni me arrepiento de nada.
Ni de cuando traté o me quede quieta.
Cuando busqué o dejé que me encontraran.
Cuando dije y cuando callé.

Porque hay una diferencia entre "experimentar" y "tolerar"
Porque cuando estas descubriendo, te vale madre.
Y cuando no te late, te aguantas.
¿Y cuál es la necesidad?
Solo por "disfrutar"?
Disfruto a mi manera y punto.

Creo que me ha faltado un poquito más de eso.
Una dósis de auto-confianza.
Y otra de mandar a chingar a su madre todo lo demás.
Es mi viaje.


lunes, 11 de junio de 2018

¿Qué tanto puedo escribir?
¿A cuánto le puedo dar vida con mis palabras?
Tengo tanto sobre lo cual escribir, tantas caras, tantas historias, tantos lugares.
Horas, minutos, días, meses... año.

A veces siento que no ha pasado nada de tiempo del 2018 y en otras ocasiones siento que es toda una vida.
Para mí ha sido toda una vida el no ver a mis papás a diario, el no ver mi ciudad, el no escuchar mi idioma. Tan solo han sido seis meses y a veces siento que ya voy a perder la cabeza... no me imagino quiénes se vienen un año, dos años y hasta cuatro y cinco o toda la vida. No hablo de a este país, no hablo de esta ciudad... hablo en general irte de dónde naciste, irte de dónde creciste.

He conocido personas increíbles, formas de pensar muy distintas a lo acostumbrado y sé que nunca podré volver a los mísmos lugares y sentirlos igual. Todo a cambiado. Sin embargo... de primer momento, cuando platiqué con esas personas por primera vez, me impresiona que por el contrario (qué ironía) nada me sorprendió tanto. Ni cuando escuché diferentes acentos, ni cuando vi distintas facciones y miradas y luego reconocí patrones en sus nacionalidades. Ni cuando oí a los ricos y pretenciosos, solitarios y confundidos con mil vicios. Ni cuando escuché a los pobres, lástimados y resentidos por lo que otros tienen y que ellos nunca han podido tener. Ni cuando escucho a los que no conocen la inseguridad, despreciarla como si fuera tan simple como una enfermedad de la que te tapas y ya está. No, simplemente no. En ese momento no lo ví, no lo escuché, no lo sentí.

Me impresiona, lo veo, lo escucho y lo siento hasta este momento... aquí y ahora a unos días de volver a mi casa pero sin estar en ella. Hasta ahorita, que puedo darme cuenta de lo poco usual que es para mi vida pasada lo que ahora es tan normal para mí. Y sé que no me siento ni me sentiré "normal" nunca más en ningún lado. Estando aquí la gente descaradamente se me queda viendo... porque sé que mi figura, mi color y mi piel cuentan la historia de mi país. Cada quién la lee diferente, dependiendo lo mucho o poco que sepan o crean saber de él.

Y... al volver, seré la que se fue de intercambio, con mirada perdida como se la vi a tantos compañeros y amigos míos que vi irse ilusionados y volver en modo zombie con los pies en el suelo y la mente volando en las nubes.

Sé que en parte es porque podré ver a mi México totalmente distinto, contrario a lo que muchos piensan y me preguntan en mensajes... ahora amo incluso más a mi país, lo amo, me aferro y estoy dispuesta a luchar por él. Por esa magia que gracias a Dios me tocó conocer al nacer ahí. ¿Por qué? ¿Por qué México? Porque México es neutro. Estaremos "jodidos" como a tantos he escuchado decir, pero ahora sé que no estamos tan jodidos como otros países. Sé que no estamos tan reprimidos, que no tenemos tan pocas oportunidades, que no tenemos "tanta inseguridad" como tantos extranjeros ignorantes me preguntarón. Sé que México puede, solo nos hace falta confiar un poco, poquito, demasiado, totalmente en él. Estoy enamorada de mi país.

Muero por volver a mi país y no me mal interpretes, tu que me lees en este momento. No porque no haya sabido valorar esta gran aventura, no porque no reconozca que estoy viviendo el sueño de muchos que ¡por Dios! Vaya que sé que es un sueño, si al fín y al cabo fue también el mío. Siento todo esto como una pinceleada de abertura, de expansión, como cuando lees un libro y descubres todo lo que desconocías y te percatas que ignoras tantas cosas más.

El mundo es un lugar fascinante que por más que lo visites completo, tendrías que volverlo a visitar después, para seguir siempre descubriendo cosas nuevas. Lo que sucede... y el por qué de que quiera ya volver a mi país es porque ojalá fuera tan simple -y más me vale construir una vida que me lo permita- como lanzarte a viajar y viajar, cuando te canses, volver a casa a descansar. Saborear unos deliciosos tacos con un buen tequila escuchando un mariachi con la gente que amas, recargar fuerzas, energía y moral jaja para retomar las maletas y volver a viajarlo, volver a descubrirlo. Por eso necesito volver a mi país. Porque una vez leí en una publicación de una compañera que también tuvo la oportunidad de viajar como yo, su frase decía "Vamos a pasar todo el día en una ciudad y como podamos, ese mismo día llegar a otra ciudad. Sólo porque sí, porque somos jóvenes y podemos. Porque sólo tenemos una mochila amarrada a nosotros y no raíces que nos hagan quedarnos en un mismo lugar." y por supuesto que me emocionó... pero al mísmo tiempo yo sentí todo tan distinto a esa frase... porque tengo mis raíces, tengo mi gente, tengo mi orígen y es tan bello saber que te espera ahí, que volveras, que lo pisarás y olerás, tocarás y sentirás de nuevo. Y cruzas ciudad tras ciudad, ves gente y gente, escuchas y pruebas y al fin y al cabo... todos somos lo mísmo. Y me llena poder decidir con qué quedarme.

Y en mi humilde opinión, sin mediocridades ni conformismos, yo me quedo con mi México. Porque México es intenso. Y es que Aquí a veces, la mayoría del tiempo hace frío y todo el tiempo llueve. Llueve y llueve y es constante. El chipi chipi ajeroso. Se siente el calorcito y a penas y lo percibes, te da permiso de usar blusa de tirantes pero hasta ahí. El agua es fría y no te puedes meter entonces medio la disfrutas con la humedad que la corresponde.

Pero en México... en México si la tormenta llega, prepárate porque te va a tumbar y te va a innundar el tren. Si el calor llega, prepárate porque vas a deseear morir. Si vas a la playa es para aventarte al agua o te mueres y ¿qué crees? PUEDES METERTE sin morir en el intento. En México la música se siente, y te hace llorar y te hace gritar y ya sea que te la dediquen o la dediques, la cantas a grito pelado y que chingue su madre el resto.

Así que agradezco todo esto. Agradezco este viaje, estas locuras, estas personas. Agradezco todo porque te hace valorar de dónde vienes, te hace soñar con el a dónde irás. Te hace tocar piso y te deja volando al mísmo tiempo.

Pronto podremos regresar.


jueves, 7 de junio de 2018

Siento como si fuera a irme mañana.
Quizá no debería porque faltan 38 días.
Sí, un mes y ocho días.
El tiempo es tan relativo....
Recuerdo cuando faltaba un mes para venir. No quería que pasara.
Y me aferré a ese mes.
Y pasaron muchas cosas en ese mes.
Lo viví al máximo.
Y ¿cómo no?
Era padre lo que había que hacer... recoger la visa a la CDMX, comprar el vuelo, reservar dónde vivir, comprar ropa, cambiar pesos a euros, besar mucho a mi novio y disfrutar mucho a mis papás. Cumpleaños de mi papá, navidad y año nuevo.

La diferencia es que todo lo que me queda hacer aquí no esta padre.
Y si lo pienso... son demasiadas cosas para el tiempo que me queda.

Avisar al Caf que muchas gracias, que de nada me sirvierón las vueltas que me hicieron dar.
Mandar la factura de la bota para que me regresen 10 euros en el seguro.
Cancelar el contrato del seguro de la casa para julio.
Mandar la carta a Paris para que cancelen el plan del celular en julio.
Subirme a la torre Eiffel.
Hacer el exámen de Francés.
Hacer el exámen de Corporate Finance.
Preguntar cuándo liberarán calificaciones a México.
Cuidar a Matheo por 10 días.
Despedirme de Jerome, Philip y Karrel.
Despedirme de Othmane, Tristán, Agusto y Andrea. 


No es inspirador en absoluto.
La parte que se me antoja es empacar... recoger mi desastre del cuarto y verlo vaciarse de mi.
Se me antoja la despedida con Magda, JB y Matheo y no porque ya no los quiera ver... si no porque no sé... será bonito.
Se me antoja la despedida de Sarah, se me antoja tomar el tren a Paris e incluso se me antoja estar en el aeropuerto.
Aunque... ahora que lo escribo... como que ya se me deja de antojar.
Es padre tomar los trenes y saber que volverás a Rouen, que la aventura aún no termina.
Y cuando tome ese tren... bueno... será para volver a mi vida normal.
Cuántas veces lo he deseado y cuántas veces le huyo a la idea...
Fueron solo seis meses y aunque sé que los extrañaré... sé que todo tiene su ciclo.
Siento que este ciclo ya lo completé.
Y la realidad es que no quiero estudiar para los examanes que me quedan.
Aunque a regañadientes ya he avanzado bastante con Francés.

domingo, 3 de junio de 2018

"La vida es lo que es, no lo que debería de ser"
Cómo han retumbado esas palabras en mi cabeza.
Son de Facundo Cabrál.
Escuchaba un discurso muy famoso de él que se llama "no estas deprimido, estas distraído" en la versión completa y además una entrevista que le hicieron sobre "qué es la felicidad de verdad" mientras iba camino a Pisa, Italia.
Qué manera tan bonita de hablar de ese hombre.
Hablaba sobre que el ser feliz estaba en las cosas simples, en lo que nos hace sentir bien y nos inspira a dar amor por instinto sin meter la cabeza. Porque la cabeza "mezcla cosas viejas" confusiones, remordimientos, complejos, porque la cabeza no entiende que "la vida es lo que es, no lo que debería ser"
Él hablaba sobre no pensar en el mañana sino disfrutar el presente, enfocarse en las cosas bellas.
Dejarle el futuro a Dios, confiar en su camino y admirar sus hermosas creaciones y disfrutarlas.

Por mencionar un ejemplo, él citaba a Whitman que hablaba de una maravilla, una menos fácilmente perceptible como una hormiga....
Yo prefiero enfocarme en las palomas.
En las aves.
Me encanta verlas caminar, buscar comida, conseguirla y pelear por ella.
Me gusta verlas jugar entre ellas....
Me gusta pensar que ellas son el ejemplo de algo tan natural, algo tan "usual" que pasa desapercibido entre tantos edificios y cosas nuevas que hemos construido los humanos pero que ellas siguen ahí, adaptándose a la locura urbana que hemos creado.

Ciudad tras ciudad, lo que permanece constante son las palomas y me recuerdan que todo forma parte de un mísmo mundo que ya sea una cultura u otra, con un idioma u otro, entre colores y formas... todos somos finalmente parte de la mísma cosa.

No es que no me gusten las diferencias... no es que quiera igualar a todos. Solo que tras tener la oportunidad de estar en distintas partes en lapsos relativamente cortos -o largos de tiempo, según cada perspectiva- te das cuenta que todo es un desmadre pero al final algo nos une.

Así que... tras ese viaje en bus... en que estaba teniendo conflictos conmigo mísma y quería sentir un poco de paz y reencontrarme, recordé a Facundo Cabrál y me hizo recordar que de lo que tengo ganas y de lo que para mí se trata viajar... es de disfrutar de las cosas chiquitas. De alimentarme de lo bello, liberar cargas innecesarias, saber soltar y saber recibir. Tener la capacidad de emocionarme, de "conmoverme" y disfrutar de la magia.





domingo, 6 de mayo de 2018

Me siento por un momento, a disfrutar la vista de Francia.
Y a escribir. Siempre a escribir.
Los últimos momentos de luz de este precioso día.
El olor es nuevo para mí, nunca había percibido un olor como este.
Son flores, son pinos y es brisa marina.
Hoy no hay ruido porque es domingo, casi no pasan carros.
Casi no hay carros en esta ciudad.
Así que puedo escuchar el aleteo de las aves, puedo escuchar a las palomas y como todos juntos se despiden del día.
Qué preciosa es esta vista.

Estos edificios... estas casas tan antigüas... tan pesadas... girando junto conmigo, al mísmo tiempo... en cada momento de mi vida. Estoy enamorada de estas casas... de este vecindario y de esta tranquilidad... no es algo que me gustaría tener 24/7 en mi vida... pero al menos una vez al mes no estaría mal.

No me había tomado un momento como este... para descansar, para ver... para no pensar.
Ojalá viajar fuera no preocuparse por nada...
En realidad creo que esa idea esta muy equivocada.
Viajar es estar al pendiente constantemente...
Que si el horario del bus, que si correr... que si se te va o pierdes el vuelo....
Que no dejes ningún ticket, que no se te olvide ninguna tarjeta en alguna tienda.
Que si te da frío, que si te da calor... que si debiste traer sweater o que para qué lo trajiste, que si te trajiste la bolsa mal porque andas muy cargada... que si no la traes que no sabes cómo mover todas tus cosas....

Y aquí estoy al fín... viendo los tejados, los árboles... el cielo.
Silencio.
Me destruyo.
Me construyo.
Me alimento.
Evoluciono.
Y aunque fijo un camino... alrededor hay cosas tan preciosas... sería un error no disfrutarlas.
Poesía sin guión.
Poesía sin prosa ni abstracción.
Poesía como el sabor de una fruta.
Así... natural... sin combinar... sin mezclar.
Sabor instintivo... que se ve... que se siente... que se huele.
Estar vivo.

domingo, 29 de abril de 2018

Y aquí estamos... veinte días después.
Máldito tiempo, deja de pasar tan rápido.
Hago esto porque papá me lo pidió y siendo el hombre más importante de mi vida no puedo negar su petición.

El problema es que no he querido escribir mucho porque no tengo ganas de pensar.
La verdad es que no me hace mucho bien.
Explicaré por qué:

¿Sobre qué puedo escribir o reflexionar?
¿En qué debería profundizar?
Más que de los lugares, las personas, el clima, la música o el idioma.
Creo que de lo que más se ha tratado este viaje para mí, ha sido de conocerme.
De mí... siendo estricta, aprensiva y vale madrísta, déjandome llevar para al final: querer dar amor en cada esquina.
Somos personas y así como el tiempo pasa, las cosas pasan y de poco a poco evolucionan sin que nos demos cuenta.
Estoy viviendo un momento que atesoré y que al mísmo tiempo nunca esperé durante mucho tiempo.
Lo deseaba, más nunca me dí la oportunidad de creerlo, por temor a las expectativas y a la posible decepción.
De pronto, estas viviendo un momento que así como llega: se va.
Pisas, ves, hueles y escuchas un lugar y en unas cuántas horas BUM, lo dejas atrás.
Dicen los grandes que así es la vida.
Este momento es algo y mañana, cuándo vuelves a ver los videos y las fotos... ya se sienten diferente.
Se pintan de melancolía.
Así que prefiero ni siquiera darle tantas vueltas y realmente vivir los momentos cómo vienen, cómo son.
A veces es mejor ver la vida así.

Disfrutar de lo que huele, disfrutar del frío, ver por la ventana y ver la iglesia, pisar el piso de madera.
Saludar a un amigo del otro lado del planeta y abrazarlo sin preocuparme demasiado porque es posible que en un mes ya no sepa cuándo lo volveré a ver.
Reír, bailar y cantar.
Ver la lluvia, huir de la lluvia, hartarme de la lluvia... porque así cuando vuelva disfrutaré (al menos por dos días antes de que lo vuelva a odiar) al sol. Para después... algún día volver a extrañar la lluvia.

Solo he podido estar en Paris en dos ocasiones.
La dinámica de caminarla y sentir su inmensidad, de perderte, seguir el google maps, ver sus luces y colores... solo se puede vivir al 100% cuando la recorres con alguien.
Es una ciudad de amor, de alegría y de brillo pero en mi opinión y si algo he aprendido de este viaje... es que todo brilla dos veces más cuando lo compartes con alguien.
No estoy diciendo que no es padre caminarla sola o disfrutarla por cuenta propia solo digo... que los lugares se hacen más especiales en grupo.





lunes, 9 de abril de 2018

Bueno... lo voy a escribir y espero que al escribirlo no suene tan patético cómo hasta cierto punto admito que lo veo en mi mente.

Hoy me pasó algo bonito.
Estaba muy cansada...
Cansada por dormirme a las tres de la mañana y despertarme a las siete (no estoy acostumbrada a ese ritmo).
Cansada de una clase que no me da la mínima gana pero en la que me esta yendo mal y no tengo de otra, la tengo que pasar.
Cansada de un exámen para el que no había estudiado porque ni me había enterado que había exámen.
Cansada de ser tan distraída y estar improvisando cómo solucionar mi vida todo el tiempo.
Cansada de cómo me siento físicamente... mis rollos mentales de toda la vida.
Pero... entré en resignación, pienso yo.

Y esa resignación no me dió tiempo de máscaras.  Así que cuando me invitarón a comer en grupo, no sonreí de más ni saqué pláticas de esas que saco a veces, que aunque amables, la mayoría del tiempo me parecen estúpidas. Y cuando sin dar esfuerzos, logras sentirte un poquito bien con las personas... bueno se siente bonito. Que te regalen pláticas sinceras y por un momento olvidarme de quién soy, de cómo se ve mi cara, si luzco estúpida o no y solo reír. Sentí bonito.

De todas formas las escuelas y mi presentación pública a veces me saca mucha enegría.
Me siento agotada.
Me reconforta ver a Annalisse Keating y verla salir de sus pedos sola a su distintiva manera.
Así me gustaría ser a mi.
¿Osvaldo ya habrá cortado con Dayeri?
No sé por qué me acordé de ellos y tampoco sé por qué ando metiendo mi nariz en dónde no me llaman.

A dormir.

sábado, 17 de marzo de 2018

Click aquí para ESCUCHAR una canción MIENTRAS SE LEE

Me gusta mucho pensar en mis primeros días aquí.
Me gusta acordarme cuando iba en el avión, llena de incertidumbre y debo admitir que más miedo que emoción.
Mis primeros momentos oficialmente sola.
Mis primeros momentos de mi vida actual en la que si yo me distraígo, oficialmente me meto en verdaderos problemas.
Más allá del shock cultural, podría decirse que era un shock personal y familiar.


En el aeropuerto todo era alegría, me encanta pasar entre personas con maletas y sentirme parte del ir y venir, como que cada anuncio, cada tienda que hay en el aeropuerto, cada detalle, te dice que esta aventura a penas empieza.
Pero seguía siendo yo, cargando con miles de fantasmas dentro de mi... seguro si pudieran pesarse, excedían los 23 kilos que tenía permitido en mi maleta a documentar.




Hago una distinción entre ese momento y este, a dos meses y 13 días de haber venido porque al pasar del tiempo, me he comprometido conmigo mísma a salir de mi zona de confort y lanzarme sin pensar, a experimentar cosas nuevas y atreverme a conocer y dejar que me conozcan más allá de mis expectativas. Eso a implicado, por supuesto, soltar aquellos nudos que me dan seguridad usualmente... aquellas salidas de emergencia que tengo establecidas.

De pronto estoy con esos dilemas otra vez en lo que no sé hasta dónde puedo compartir con una persona cosas verdaderamente íntimas y dejar que me conozcan... Porque... he aprendido que aunque en ocasiones me siento incómoda de principio, después establezco relaciones increibles con las personas, que mi Gaby el 3 de enero jamás hubiera imaginado.

Entonces vuelvo al pasado y me recuerdo caminando de la estación del trén, con la maleta intentando encontrar el hotel, y al encontrarlo, dejando mis cositas.







Tan pocas cosas que me traje de mi vida en México para comenzar una nueva. Recuerdo la soledad de no tener internet para mandar mensajes a mi familia, la soledad de ni siquiera poder ver Netflix para no sentirme tan asustada. El saberme sola en el otro continente, en un cuarto que se sentía de cristal, con una tele que hablaba en puro francés y mil cosas locas sucediendo a fuera ajenas a la revolución que tenía dentro de mí.


Me gusta pensar en esa Gaby que sé que no esperaba nada de mí, ahora en el futuro. Esa Gaby que  solo venía dispuesta a vivir lo que fuese que viniera, porque la vida en México ya no me estaba diciendo nada nuevo. Cuando tengo miedo, cuando estoy cansada, cuando ya no sé ni qué pedo jajaja, recuerdo a esa Gaby y me vuelvo a llenar de entusiasmo, valentía y motivación.





No sé si estoy contenta con lo que he logrado hasta el momento, quiero decir... si siento que he aprovechado cómo debería estos dos meses... Porque la verdad es que a pesar de que fuí educada así... no he puesto nada de metas de aquí. No tengo expectativas, solo me levanto cada día y doy y pongo y actúo, descubro qué me gusta, qué no me gusta, aprendo, cambio y crezco.

Hasta el momento puedo decir TODO lo siguiente, y espero la vida me de el tiempo suficiente para después hablar de cada una a detalle:

* Ví nevar por primera vez en vida real en mi vida.
* Ví cómo los europeos juegan con la nieve entre ellos (jamás me hubiera imaginado juegos tan creativos).
* Estuve hospedada por tres noches en un hotel familiar francés con 140 años de historia.
*Aprendí a moverme en metro y bus.
*Aprendí a buscar hostales, aviones, trenes y buses en diferentes países por internet (es un arte la verdad)
* He probado fácil 10 diferentes tipos de vino.
* Por fín le agarré gusto a la cerveza (sobre todo a la bélga ji ji)
* Estuve en París, vi la torre Eiffel, Notre Dame y Louvre (por fuera, todavía me falta el día entero dentro).
* He estado en
un féstival de la cerveza en Brujas.

* Descubrí que en República Checa, las personas que atienden en las tiendas, te tratan como incompetente si no sabes cómo funciona el sistema compra-venta y si no te haz decidido por lo que quieres.
* He bailado música que jamás habría imaginado que existía (partícularmente los franceces, disfrutan de solo saltar sin parar con canciones que parecen un himno a la bandera y hacer ruidos con la boca como en un partido de futbol en México "ooooohhhhhhhh oooooooohhhh" "aaaaaaah aaaah aaaaah" jaja)

* He conocido a personas increíbles, más allá de sus culturas, gente verdaderamente amable, compartida, educada y respetuosa.
* También he conocido gente muy sangrona (bueno... eso siempre va a existir no?) pero he aprendido a que no necesitas complicarte la vida, es tan simple como evitarlas siendo amable y educado al mísmo tiempo y listo.
* He aprendido a adaptarme, a compartir espacios con otras personas, ser ordenada, crear acuerdos, ceder, respetar y ser educado.
* He adquirido (aunque pareciera algo imposible) buenos hábitos de limpieza.
* He probado el emmental, camembert, el roquefort, el brie, el blanco y el cancoillotte (quesos).
* He descubierto las galletas y el paté Speculoos (lo mejor en la vida).
* He comido todo el chocolate que no había comido en dos años.
* Descubrí que existe el té de cajeta y --> el de miel con rooibos y plátano <-- (sí, esos tres ingredientes FUSIONADOS, ¡es posible!

Click aquí para ESCUCHAR una canción MIENTRAS SE LEE en caso de que se haya terminado ya la otra.

* He probado el Escargot, comida del Sur de Korea y de la india, postres portugueses y una receta chilena.
* He aprendido que las papás "a la francesa" en realidad son bélgas y tras probarlas... lamento decepcionar pero saben exactamente igual, la única diferencia es la variedad de Salsas.
* He estado en 7 países diferentes además de Francia.
* He visto un ratón correr directamente desde la calle hasta la cocina de la famosa Panadería/Boulangerie PAUL sin que NADIE del personal se percatara de ello... (no he vuelto a esa sucursal jaja).
  * He comido las famosas Galette des rois y Tarte au citron (ésta última yo mísma la preparé en un curso de cocina)
* He estado en 2 playas francesas.


* He bailado con un cubano, un árabe y dos franceces.
* He aprendido más de mi propia cultura. (Identificar qué postres son verdaderamente recetas mexicanas y cuáles son adaptaciones de otras recetas pero con un ingrediente distintivo único de mi país).


* He aprendido a amar todavía más a mi país.
* He estado en los países más fríos de Europa en la semana más fría desde hace 7 años (según periódicos europeos) - Del 23 de febrero al 04 de marzo -.
* He probado el tequila más asqueroso de mi vida.
* He probado un paté (a los franceces les encaaaantan los patés) de huevos de pescado y de pato.
* Me torcí el tobillo y recibí los servicios de pompiers (los bomberos), me subí a una ambulancia, y fuí atendida por estudiantes de medicina en un hospital público francés. Jeje

Y bueno... ahora que lo escribo y ahora que lo leo y lo veo, realmente he echo muchas muchas cosas. Creo que no me puedo quejar... y no voy ni a la mitad. Eso nos deja con la pregunta ¿qué nos espera? Lo que sea que venga, estaré muy agradecida con la vida por cada oportunidad que me da, con mis papás y el gran esfuerzo que han echo por darme este inmenso regalo que me ha cambiado la vida.

Sé que me falta abrirme todavía mucho más.
Lo sé, lo siento... esta en cada átomo en mi queriendo saltar... a veces siento que todavía me limito en muchos sentidos, con preocupaciones innecesarias, con aferrarme a cosas sin sentido...

Sea lo que sea tengo que hacer que se derrita, necesito poder sacarlo, para saltar al vacío.

Estoy feliz, estoy emocionada, estoy viva y contenta.




martes, 13 de marzo de 2018



Qué preciosa es la vida.
Qué preciosos los momentos.
Qué increíbles las personas.
El arte de escuchar, el arte de conocer.
Distintos ojos y miradas.
¡Hola gran nuevo universo! Un gusto coencidir contigo.

Yo no sé si soy el mar.
Si soy movimiento o soy calma.
Obscuridad, luz, sanación o destrucción.
Sé que soy profundidad, melancolía, auto-motivación y auto-inspiración.
De ellas me alimento...
Me siento más un árbol que se mueve a merced del viento, que observa la gente pasar y a veces desearía moverse de lugar...
Luego a veces me siento un ave que esta aquí y allá, que no pertenece a ningún lugar... que observa todo desde lejos y se acerca solo por un momento solo para alejarse de nuevo al llegar el cambio de temporada...

Imagen de hands, blue, and darkLo que sea... me sabe a libertad.
Me gusta cerrar los ojos y flotar (2:53).
Soltar todo, soltar a todos.
Soltarme a mi.
Soltarme sobre todo cuando soy mi mayor peso.
Y entonces soy lo que quiera.
Soy luz, soy agua, soy viento, soy fuego (bueno... casi nunca soy fuego).
Soy polvo de estrellas que flota en el viento (5:08)



viernes, 26 de enero de 2018

Tenemos un corazón enorme.
Y todo cabe sabiéndolo acomodar.
Si me preguntas... prefiero la soledad, me hace sentir mil veces más segura y lo que sea que pase, sea bueno o malo es mi responsabilidad y soy feliz con ello.
Así que... trato de reconfortarme a mí mísma diciéndome que al menos he superado la prueba de salir de mi zona de confort.
Aquí estoy... abierta y tratando de estar más dispuesta a hacer planes con los demás.

Pero quién sabe... quizá una combinación entre mi solitaria yo y mi amigable yo, sea una buena idea.

jueves, 11 de enero de 2018

Viajar ligeros.

Quizá sean las palabras clave para lograr vivir la vida.

Desde que empece este viaje, vine con mil cosas encima de mi.
Miles de miedos, inseguridades... dudas.
Cosas clavadas en mi mente y en mi corazón.
Y hoy por primera vez, recuerdo que la vida se trata de eso, de viajar ligeros.

De soltar todo, de abrir los brazos, de soñar, de compartir.
Vienes y buscas que la comida sea parecida a la de casa.
Sales de fiesta y quieres que te pongan las mísmas canciones que escuchas en las reuniones a las que acostumbras ir.
Sin darte cuenta... que si estas aquí es para descubrir todo aquello que existe además de lo que conoces.
No para juzgar, no para dividir y no para sectorizar ni clasificar.
Simplemente para diversificar y valorar aún más las cosas con las que creciste, siendo objetivo.

Han habido días en los que lo único que quiero es ese momento en el que estoy saliendo de la puerta del aeropuerto, lista para volver a casa y lista para volver a lo que siempre hago. Porque extraño a mi familia, porque extraño a mi novio, porque extraño a mi cuarto, a mi clima....

Y sin embargo hoy me doy cuenta de lo tonta que he sido... porque todo esto es una aventura. Porque hay arquitectura, porque hay urbanización, porque hay cultura, porque hay idioma... toda una combinación de cosas diferentes que valen la pena vivir.

Ya no quiero quedarme sola y asustada encerrada en el cuarto, cuando a fuera tengo todo un mundo que descubrir.

Quizá este viaje me sirva no solo para lo que ya todos saben que pasa en un intercambio, sobre la independencia y bla bla bla. Si no... para realmente aprender a dar de mi, reintegrarme, compartir... planear... ceder. Dejar atrás todas las restricciones mentales que me pongo.

Disfrutar la vida con otros sabores, con otras vistas, con otras sensaciones térmicas... con un poco de suerte y si Dios nos lo permite, volveremos a casa, nuestro cuarto estará ahí, nuestra música estará ahí, nuestra cultura y nuestro idioma. Nuestros familiares y amigos más cercanos estarán esperándonos para escucharnos aún más de lo que ya les hayamos podido contar.

Y sin embargo... ya no seremos los mísmos.
Seremos esa persona en la que no nos hemos convertido, esa persona increible que es valiente, que sale adelante, que logra ser feliz, que aprende, que reflexiona, que se adapta y valora.
Esa nueva persona que nos grita que no hay porque temer, que no debemos estar asustados. Que grandes cosas nos esperan.

Que nadie te diga lo que eres.
Que nadie te diga lo que te conviene más, lo que no vale la pena.
Eso, en tu vida, solo lo decides tu.