lunes, 9 de abril de 2018

Bueno... lo voy a escribir y espero que al escribirlo no suene tan patético cómo hasta cierto punto admito que lo veo en mi mente.

Hoy me pasó algo bonito.
Estaba muy cansada...
Cansada por dormirme a las tres de la mañana y despertarme a las siete (no estoy acostumbrada a ese ritmo).
Cansada de una clase que no me da la mínima gana pero en la que me esta yendo mal y no tengo de otra, la tengo que pasar.
Cansada de un exámen para el que no había estudiado porque ni me había enterado que había exámen.
Cansada de ser tan distraída y estar improvisando cómo solucionar mi vida todo el tiempo.
Cansada de cómo me siento físicamente... mis rollos mentales de toda la vida.
Pero... entré en resignación, pienso yo.

Y esa resignación no me dió tiempo de máscaras.  Así que cuando me invitarón a comer en grupo, no sonreí de más ni saqué pláticas de esas que saco a veces, que aunque amables, la mayoría del tiempo me parecen estúpidas. Y cuando sin dar esfuerzos, logras sentirte un poquito bien con las personas... bueno se siente bonito. Que te regalen pláticas sinceras y por un momento olvidarme de quién soy, de cómo se ve mi cara, si luzco estúpida o no y solo reír. Sentí bonito.

De todas formas las escuelas y mi presentación pública a veces me saca mucha enegría.
Me siento agotada.
Me reconforta ver a Annalisse Keating y verla salir de sus pedos sola a su distintiva manera.
Así me gustaría ser a mi.
¿Osvaldo ya habrá cortado con Dayeri?
No sé por qué me acordé de ellos y tampoco sé por qué ando metiendo mi nariz en dónde no me llaman.

A dormir.

No hay comentarios: