domingo, 17 de junio de 2018

Yo no niego nada.
Ni me arrepiento de nada.
Ni de cuando traté o me quede quieta.
Cuando busqué o dejé que me encontraran.
Cuando dije y cuando callé.

Porque hay una diferencia entre "experimentar" y "tolerar"
Porque cuando estas descubriendo, te vale madre.
Y cuando no te late, te aguantas.
¿Y cuál es la necesidad?
Solo por "disfrutar"?
Disfruto a mi manera y punto.

Creo que me ha faltado un poquito más de eso.
Una dósis de auto-confianza.
Y otra de mandar a chingar a su madre todo lo demás.
Es mi viaje.


lunes, 11 de junio de 2018

¿Qué tanto puedo escribir?
¿A cuánto le puedo dar vida con mis palabras?
Tengo tanto sobre lo cual escribir, tantas caras, tantas historias, tantos lugares.
Horas, minutos, días, meses... año.

A veces siento que no ha pasado nada de tiempo del 2018 y en otras ocasiones siento que es toda una vida.
Para mí ha sido toda una vida el no ver a mis papás a diario, el no ver mi ciudad, el no escuchar mi idioma. Tan solo han sido seis meses y a veces siento que ya voy a perder la cabeza... no me imagino quiénes se vienen un año, dos años y hasta cuatro y cinco o toda la vida. No hablo de a este país, no hablo de esta ciudad... hablo en general irte de dónde naciste, irte de dónde creciste.

He conocido personas increíbles, formas de pensar muy distintas a lo acostumbrado y sé que nunca podré volver a los mísmos lugares y sentirlos igual. Todo a cambiado. Sin embargo... de primer momento, cuando platiqué con esas personas por primera vez, me impresiona que por el contrario (qué ironía) nada me sorprendió tanto. Ni cuando escuché diferentes acentos, ni cuando vi distintas facciones y miradas y luego reconocí patrones en sus nacionalidades. Ni cuando oí a los ricos y pretenciosos, solitarios y confundidos con mil vicios. Ni cuando escuché a los pobres, lástimados y resentidos por lo que otros tienen y que ellos nunca han podido tener. Ni cuando escucho a los que no conocen la inseguridad, despreciarla como si fuera tan simple como una enfermedad de la que te tapas y ya está. No, simplemente no. En ese momento no lo ví, no lo escuché, no lo sentí.

Me impresiona, lo veo, lo escucho y lo siento hasta este momento... aquí y ahora a unos días de volver a mi casa pero sin estar en ella. Hasta ahorita, que puedo darme cuenta de lo poco usual que es para mi vida pasada lo que ahora es tan normal para mí. Y sé que no me siento ni me sentiré "normal" nunca más en ningún lado. Estando aquí la gente descaradamente se me queda viendo... porque sé que mi figura, mi color y mi piel cuentan la historia de mi país. Cada quién la lee diferente, dependiendo lo mucho o poco que sepan o crean saber de él.

Y... al volver, seré la que se fue de intercambio, con mirada perdida como se la vi a tantos compañeros y amigos míos que vi irse ilusionados y volver en modo zombie con los pies en el suelo y la mente volando en las nubes.

Sé que en parte es porque podré ver a mi México totalmente distinto, contrario a lo que muchos piensan y me preguntan en mensajes... ahora amo incluso más a mi país, lo amo, me aferro y estoy dispuesta a luchar por él. Por esa magia que gracias a Dios me tocó conocer al nacer ahí. ¿Por qué? ¿Por qué México? Porque México es neutro. Estaremos "jodidos" como a tantos he escuchado decir, pero ahora sé que no estamos tan jodidos como otros países. Sé que no estamos tan reprimidos, que no tenemos tan pocas oportunidades, que no tenemos "tanta inseguridad" como tantos extranjeros ignorantes me preguntarón. Sé que México puede, solo nos hace falta confiar un poco, poquito, demasiado, totalmente en él. Estoy enamorada de mi país.

Muero por volver a mi país y no me mal interpretes, tu que me lees en este momento. No porque no haya sabido valorar esta gran aventura, no porque no reconozca que estoy viviendo el sueño de muchos que ¡por Dios! Vaya que sé que es un sueño, si al fín y al cabo fue también el mío. Siento todo esto como una pinceleada de abertura, de expansión, como cuando lees un libro y descubres todo lo que desconocías y te percatas que ignoras tantas cosas más.

El mundo es un lugar fascinante que por más que lo visites completo, tendrías que volverlo a visitar después, para seguir siempre descubriendo cosas nuevas. Lo que sucede... y el por qué de que quiera ya volver a mi país es porque ojalá fuera tan simple -y más me vale construir una vida que me lo permita- como lanzarte a viajar y viajar, cuando te canses, volver a casa a descansar. Saborear unos deliciosos tacos con un buen tequila escuchando un mariachi con la gente que amas, recargar fuerzas, energía y moral jaja para retomar las maletas y volver a viajarlo, volver a descubrirlo. Por eso necesito volver a mi país. Porque una vez leí en una publicación de una compañera que también tuvo la oportunidad de viajar como yo, su frase decía "Vamos a pasar todo el día en una ciudad y como podamos, ese mismo día llegar a otra ciudad. Sólo porque sí, porque somos jóvenes y podemos. Porque sólo tenemos una mochila amarrada a nosotros y no raíces que nos hagan quedarnos en un mismo lugar." y por supuesto que me emocionó... pero al mísmo tiempo yo sentí todo tan distinto a esa frase... porque tengo mis raíces, tengo mi gente, tengo mi orígen y es tan bello saber que te espera ahí, que volveras, que lo pisarás y olerás, tocarás y sentirás de nuevo. Y cruzas ciudad tras ciudad, ves gente y gente, escuchas y pruebas y al fin y al cabo... todos somos lo mísmo. Y me llena poder decidir con qué quedarme.

Y en mi humilde opinión, sin mediocridades ni conformismos, yo me quedo con mi México. Porque México es intenso. Y es que Aquí a veces, la mayoría del tiempo hace frío y todo el tiempo llueve. Llueve y llueve y es constante. El chipi chipi ajeroso. Se siente el calorcito y a penas y lo percibes, te da permiso de usar blusa de tirantes pero hasta ahí. El agua es fría y no te puedes meter entonces medio la disfrutas con la humedad que la corresponde.

Pero en México... en México si la tormenta llega, prepárate porque te va a tumbar y te va a innundar el tren. Si el calor llega, prepárate porque vas a deseear morir. Si vas a la playa es para aventarte al agua o te mueres y ¿qué crees? PUEDES METERTE sin morir en el intento. En México la música se siente, y te hace llorar y te hace gritar y ya sea que te la dediquen o la dediques, la cantas a grito pelado y que chingue su madre el resto.

Así que agradezco todo esto. Agradezco este viaje, estas locuras, estas personas. Agradezco todo porque te hace valorar de dónde vienes, te hace soñar con el a dónde irás. Te hace tocar piso y te deja volando al mísmo tiempo.

Pronto podremos regresar.


jueves, 7 de junio de 2018

Siento como si fuera a irme mañana.
Quizá no debería porque faltan 38 días.
Sí, un mes y ocho días.
El tiempo es tan relativo....
Recuerdo cuando faltaba un mes para venir. No quería que pasara.
Y me aferré a ese mes.
Y pasaron muchas cosas en ese mes.
Lo viví al máximo.
Y ¿cómo no?
Era padre lo que había que hacer... recoger la visa a la CDMX, comprar el vuelo, reservar dónde vivir, comprar ropa, cambiar pesos a euros, besar mucho a mi novio y disfrutar mucho a mis papás. Cumpleaños de mi papá, navidad y año nuevo.

La diferencia es que todo lo que me queda hacer aquí no esta padre.
Y si lo pienso... son demasiadas cosas para el tiempo que me queda.

Avisar al Caf que muchas gracias, que de nada me sirvierón las vueltas que me hicieron dar.
Mandar la factura de la bota para que me regresen 10 euros en el seguro.
Cancelar el contrato del seguro de la casa para julio.
Mandar la carta a Paris para que cancelen el plan del celular en julio.
Subirme a la torre Eiffel.
Hacer el exámen de Francés.
Hacer el exámen de Corporate Finance.
Preguntar cuándo liberarán calificaciones a México.
Cuidar a Matheo por 10 días.
Despedirme de Jerome, Philip y Karrel.
Despedirme de Othmane, Tristán, Agusto y Andrea. 


No es inspirador en absoluto.
La parte que se me antoja es empacar... recoger mi desastre del cuarto y verlo vaciarse de mi.
Se me antoja la despedida con Magda, JB y Matheo y no porque ya no los quiera ver... si no porque no sé... será bonito.
Se me antoja la despedida de Sarah, se me antoja tomar el tren a Paris e incluso se me antoja estar en el aeropuerto.
Aunque... ahora que lo escribo... como que ya se me deja de antojar.
Es padre tomar los trenes y saber que volverás a Rouen, que la aventura aún no termina.
Y cuando tome ese tren... bueno... será para volver a mi vida normal.
Cuántas veces lo he deseado y cuántas veces le huyo a la idea...
Fueron solo seis meses y aunque sé que los extrañaré... sé que todo tiene su ciclo.
Siento que este ciclo ya lo completé.
Y la realidad es que no quiero estudiar para los examanes que me quedan.
Aunque a regañadientes ya he avanzado bastante con Francés.

domingo, 3 de junio de 2018

"La vida es lo que es, no lo que debería de ser"
Cómo han retumbado esas palabras en mi cabeza.
Son de Facundo Cabrál.
Escuchaba un discurso muy famoso de él que se llama "no estas deprimido, estas distraído" en la versión completa y además una entrevista que le hicieron sobre "qué es la felicidad de verdad" mientras iba camino a Pisa, Italia.
Qué manera tan bonita de hablar de ese hombre.
Hablaba sobre que el ser feliz estaba en las cosas simples, en lo que nos hace sentir bien y nos inspira a dar amor por instinto sin meter la cabeza. Porque la cabeza "mezcla cosas viejas" confusiones, remordimientos, complejos, porque la cabeza no entiende que "la vida es lo que es, no lo que debería ser"
Él hablaba sobre no pensar en el mañana sino disfrutar el presente, enfocarse en las cosas bellas.
Dejarle el futuro a Dios, confiar en su camino y admirar sus hermosas creaciones y disfrutarlas.

Por mencionar un ejemplo, él citaba a Whitman que hablaba de una maravilla, una menos fácilmente perceptible como una hormiga....
Yo prefiero enfocarme en las palomas.
En las aves.
Me encanta verlas caminar, buscar comida, conseguirla y pelear por ella.
Me gusta verlas jugar entre ellas....
Me gusta pensar que ellas son el ejemplo de algo tan natural, algo tan "usual" que pasa desapercibido entre tantos edificios y cosas nuevas que hemos construido los humanos pero que ellas siguen ahí, adaptándose a la locura urbana que hemos creado.

Ciudad tras ciudad, lo que permanece constante son las palomas y me recuerdan que todo forma parte de un mísmo mundo que ya sea una cultura u otra, con un idioma u otro, entre colores y formas... todos somos finalmente parte de la mísma cosa.

No es que no me gusten las diferencias... no es que quiera igualar a todos. Solo que tras tener la oportunidad de estar en distintas partes en lapsos relativamente cortos -o largos de tiempo, según cada perspectiva- te das cuenta que todo es un desmadre pero al final algo nos une.

Así que... tras ese viaje en bus... en que estaba teniendo conflictos conmigo mísma y quería sentir un poco de paz y reencontrarme, recordé a Facundo Cabrál y me hizo recordar que de lo que tengo ganas y de lo que para mí se trata viajar... es de disfrutar de las cosas chiquitas. De alimentarme de lo bello, liberar cargas innecesarias, saber soltar y saber recibir. Tener la capacidad de emocionarme, de "conmoverme" y disfrutar de la magia.