miércoles, 23 de octubre de 2019



Ballet.
Hoy volví a practicar ballet.
Me valió el entrenamiento de siempre de cardio y que el peso y la fuerza.
Volví a las lineas, a la resistencia, la belleza, la perfección.
Y la vida se convierte en arte.
Como una canción.

Hoy dejé el café, me traje los tés que compré en Francia.
Ya caliente en mi vaso, con humo sobresaliendo, me llegaron miles de recuerdos.
La casa de Magda, la luz por la ventana. El sol resplandeciente y el frío.
La nieve, la gente con chamarras grandes, esa sensación de no pertenecer y de explorar siempre.
La voz de JB por toda la casa en sus juntas.
Matheo desesperante y feliz.
Me acuerdo de la madera y los paraguas.
De mis ganas de café y la decepción del sabor del café para el que me alcanzaba el dinero.
Por eso mejor compraba tés raros como el que tengo en mi taza ahorita.
Siempre fui más de té. (Menos ahora).

Siento paz.
A pesar de todo, siento paz.
Porque hoy decidí sin darme cuenta, que estoy cansada de sufrir.
Que ya fue suficiente.

Cambré y grand allegro en 1:09

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