Ponerse reflexiva puede ser muy peligroso. 

No sé si quiero profundizar en mis sentimientos y emociones. 

Ojalá fuera una película. Extractos de mi vida llenos de sentimientos.

He estado recordando muchas cosas y cuando las veo en mi mente casi siento que fue ayer cuando estaba en ese momento. 

No puedo creer entonces, lo rápido que pasa el tiempo. 

Desde las mañanas entrenando en el Tec, hasta yendo a Microfocus a correr, de hecho hasta recuerdo el último día que entrené ahí. Sí me gustaba ese gimnasio por pequeño que fuera.

La vez que me corrieron de Geodis y me fui a sentar sola en Andares con mi corazón profesionista roto.

En el hueco de gym que tenían en Francia, no sé cómo me atreví a ir a ese lugar tan obscuro.

Corriendo en Mazamitla y en la cancha de basket del cortijo. 

Con Ismael en el Omnilife en la moto, en su cama con miedo a que me cacharan mis papás. En mi casa rezando junto a mi mueble blanco. Limpiando la terraza en Sábado preguntándome a qué hora terminará su tatuaje Ismael, molesta y celosa tratando de contener mi enojo.

Pero ya no quiero recordar nada ni quiero andar melancoliqueando. 

Quiero construir nuevos recuerdos y llenarme de esperanza e ilusión, no andar toda awitada como siempre.