martes, 13 de octubre de 2020

No dejes de luchar, tienes un camino que seguir en mano de Jesús. 

Día nuevo, lucha nueva.

Hacerte la contra a ti mismo. Conocer tus pecados y grandezas. 

Para que haya paz en tu interior, tiene que haber una guerra. 

Enfrentarte a ti mismo. 

Retiro del Sagrado Corazón de Jesús

Asumir tu realidad actual. Si no lo haces, hay dos extremos:

1.- Victimizarte. Te haces daño y le haces daño a los demás. 

Te enfocas solo en ti y das vueltas en ti y eso no te lleva a nada. 

Otro extremo: 

2.-    Querer controlar a los demás. Te aceleras y esperas mucho de los otros.

Tienes que aprender a aceptar el proceso de cada quién, incluyendo el tuyo.

Si vas a seguir a Jesús, sigue a Jesús, re-encontrarte a ti y re-encontrarte con Cristo.

La vida no la manejas tu, "de pronto" vienen cosas que te des-estabilizan. No estamos acostumbrados a estar conscientes que todo es cambios en esta vida. 

"Sensibilidades" 

Programas cosas que no han sucedido. 

Futuro: puede sucederme, hay elementos que dan indicios que puede llegar a suceder.

 y futurible: algo que me permito pensar pero sé que no va a suceder.

No construyas tu vida con cosas futuribles. 

¿En qué estas pensando? ¿En lo futurible o en el futuro?

No te mientas, deja de mentirte, acepta tu realidad. No te dejes engañar por tu ego o tu soberbia, no pierdas el tiempo: no va a pasar.

Pareciera que Jesús esta dormido, que no nos entiende, que no nos escucha. Y es raro. 

Nosotros no entendemos los tiempos. Dios es el dueño de los tiempos y todo lo hace perfecto.

Por eso es importante, rogarle, pedirle que te ayude a ver, que te ayude a comprender. 

¿Por qué me pones todo esto?

"Y ya que pueda ver... qué voy a hacer si no me gusta lo que veo?" :( 

El problema es que quieres resolverlo todo. 

Siento que no lo puedo controlar, me siento solo aunque me abracen.

"Por qué tienes miedo hombre de poca fe?"

Escribe tus 5 miedos pero el primer miedo que escribas es el que más miedo tienes y el último, el de menor intensidad. 

Cuando miedo tienes, tienes que tener fe.

Hay tres tipos de fe que te van a ayudar a vencer el miedo.

1. La fe en ti. (la autoestima, confiar un poco más en ti, en tus proyectos, en tus virtudes porque si no lo logras por ti, siempre estarás buscando a alguien que te ayude y cada quien tiene su proceso). No puedes estar tirándote basura todo el tiempo, repítete más seguido "si puedo" 

2. Tener fe en tus sueños (proyectos, lo que quieres lograr para tu vida, lo que es tuyo, no en los sueños de otros, no eres complemento ni llaverito de otro, tienes que pensar en ti. )

¿Cuáles son mis sueños? Piensa en tres. Ej. tener una familia, viajar, conocer al hombre o mujer de mi vida. Tienen que ser sueños posibles y que sean medibles y te ayuden a luchar. 

3. Fe en Dios.

Y si estas feliz, toma esos momentos de calma, agárralos, llénate de fuerza y escribe porque vendrán tiempos duros y de sequedad y leerlas lo que escribiste con la presencia de Dios para que recuerdes que hubo momentos lindos y vendrán más. 

Alegría y paz son dos caras de una misma moneda. 

Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las
inefables muestras de amor que me has dado y las
sublimes lecciones que me enseña de continuo tu
adorable Corazón, te pido humildemente la gracia de
conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo
para hacerme digno de las mercedes y bendiciones
que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.

¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito
de ti como el mendigo de la limosna! ¡Mira que soy
muy rudo, soberano Maestro, y necesito de tus divinas
enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira
que soy muy débil y caigo a cada paso, poderoso
amparo de los frágiles, y necesito apoyarme en ti para no desfallecer!

Sé todo para mí, Sagrado Corazón; socorro de mi
miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos,
remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De
ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste
y convidaste, cuando con tan tiernos acentos dijiste
repetidas veces en el Evangelio: “Vengan a mí,
aprendan de mí, pidan, llamen…”. A las puertas de tu
Corazón vengo, pues hoy, y llamo y pido y espero.
Del mío te hago, ¡oh Señor!, firme, formal y decidida
entrega. Tómalo tú, y dame a cambio lo que sabes
me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad.
Amén


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