sábado, 20 de febrero de 2021

Diario de una novia

 A 63 días de mi boda... no me lo puedo creer. 

El tiempo pasa volando y la fiesta es a penas un suspiro. Pero todo lo que trae a su alrededor... toda esa esencia, ese espíritu... como esa espuma. 

Caminar por el centro... entre vestidos y gente que te quiere vender desesperada, que te tratan exageradamente bien para que les compres... te sacas de onda y no puedes creer que a tus 24 años de vida... estas recorriendo esas calles para ya dar ese salto ENORME que siempre imaginaste desde niña. 

Pero no fue hasta que vi a la recién casada por la catedral, saliendo de su iglesia y subiéndose a su coche que me cayó el 20 de todo. Que me vi llegando al templo emocionada, que me vi viendo a Ismael y luego luego quise borrar esas imágenes de mi mente. No me quiero imaginar nada, no quiero esperar nada. Quiero dejarme sorprender por la magia del momento. Pero entonces sentí escalofríos, mi corazón se aceleró... adrenalina que me entume las piernas y no me deja ni caminar firme. ¡Me voy a casar! 

No se me quitan todas las demás cosas de la cabeza... que la boda es solo un momento, me vi después ya sola con Ismael en la casa, bajo el estrés de la rutina y el miedo que me da el tema de los tatuajes. 

Siempre que me cuestiono por qué me afectan tanto... termino más enredada. Me imagino sola en casa viendo televisión esperando a que él llegue hasta las 9-10 de la noche. Que se meta a bañar y venga a la cama conmigo... que bajemos a cenar y dormir para volver a empezar la rutina... y no me encanta la idea... en cambio... nos veo llegando ambos del trabajo a cambiarnos... yendo a caminar por el coto o por el cortijo, yendo a cenar a algún lado, a clases de baile o ya de plano al RIU para poner en práctica lo que aprendamos en las clases que tomemos entre semana. Quisiera ser más abierta con ese tema y estar más entusiasmada. Me pongo a pensar que igual yo podría estar haciendo algo en esas "horas muertas" y como que se me hace triste eso... 

Hoy yo no quería tardarme tanto en el centro y es muy contradictorio... porque quería estar con él, pasar tiempo con él pero no entiendo este afán mío de como poseer. De como pretender que este conmigo y finalmente qué pasa si no esta conmigo? Es tan solo una persona, no me pertenece y se trata de compartir momentos padres, de divertirnos y ver brillitos en la vida. 

Pensaba en todo eso mientras caminaba por el centro... por calles que he recorrido en momentos tan distintos de mi vida... toda pequeña con mi tía Bere y mi mamá comprando las cosas de mis XV,  sorprendida y loca en la prepa descubriendo el mundo que no conocía por estar encerrada en casa, enamorándome de las ferias, los tianguis, las cosas urbanas, el graffiti y la gente que se esfuerza en tener un estilo físico que se note marcado, me acuerdo antes de irme de intercambio cuando compré medallitas de la virgen de Guadalupe que mi mamá me dijo que regalara a quienes conociera y que fueran buenos o me ayudaran en algún momento estando en Francia como agradecimiento, como símbolo de nuestra cultura y como devoción a mi fe, al volver de intercambio cuando compramos la vestimenta de Lucy para un festival y llevé la compu a reparar porque murió y tenía todas mis fotos del intercambio dentro, yendo a comprar las cosas para el 16 de septiembre del 2019 e irnos a Mazamitla, o comprando el vestido para las bodas de plata de mi mamá con Ismael y comiendo aguachile yéndonos en tren... y me pregunté qué era lo que me había pasado... en que momento perdí esa esencia mía que me gusta. Ese brillito y ganas por hacer las cosas, por vivir experiencias nuevas. Me he encerrado mucho en las mismas ideas y en casi casi agandallar a Ismael en todas las formas porque lo amo y me encanta estar con él pero no quiero lastimarlo y quizá es como cuando te gusta mucho el chocolate y terminas comiendo tanto que te enferma, tienes que saber nivelar tu vida. 

Y también me vi en este momento... uniendo mi vida al hombre DE MI VIDA. Al hombre, al único ser humano que es capaz de derretir cualquier miligramo de ego que exista en mi ser. Que me hace reflexionar, querer mejorar, al hombre que ha echo tantas cosas por mi, que me ha enseñado tanto. El hombre que amo y por quién siempre le estaré agradecida al señor.

Después me vi camino a la fiesta... la emoción, música en mi cabeza y el arte que para mi implica las luces de la ciudad. Música, alchol y adrenalina.... nuestras canciones... ya unidos por Dios, por ese lazo invisible que solo él es capaz de edificar y cuidar... lo sagrado, lo santo que nos acompañará por estar bendecido por Dios y veo el rostro de Dios en ello... en ese caminar al altar así como lo veo en el video ese que estaba en Facebook de niños recién nacidos oyendo por primera vez porque no podían y les ponen como un aparatito... Vi a Dios en ese momento, en los árboles, en el cielo... en los pájaros yendo a dormir y en estas chispitas que me permite sentir en el pecho... como ese dulce que truena en la boca... así truenan mis sentimientos de emoción y alegría en mi corazón, sazonadas con suspenso pero por sobre todas las cosas... con fe y amor.

Así es... me caso en 63 días (si Dios quiere) y el tiempo pasa volando.



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