martes, 7 de julio de 2020

Siento que llevamos ya 10,000 años en esta cuarentena.
Sé que Dios hace todo por algo, incluso si él decide que no nos veamos por más tiempo.
La pelea de ayer me comprueba, me confirma... que hay un problema.
El mismo problema que cuando discutimos el sábado después de recibir la casa y que hablamos con mi papá.
El mismo problema cada que decía ya mejor irse y que es el equivalente a "mejor hablamos mañana más tranquilos" y que quiera colgarme.
Me molesta esa indiferencia, esa prepotencia repentina.
Esa insensibilidad...

Nadie lo saca, que no hizo las cosas a propósito y si es así, no tiene por qué sentirse mal de nada.
Y para mi ni esa explicación, ni esa excusa... nada de esto me es ya aceptable.
Ya no puedo aceptar estas cosas... no en este punto de mi vida.
Quiero alguien que me respete, alguien que me escuche, que me entienda y se comprometa conmigo.
Alguien que siempre quiera dar un poquito más de si mismo para que las cosas funcionen.

Y su actitud para mi no es aceptable.
Y claro que me duele... tantos proyectos, tantos planes, tantas ideas...
Pero todo se tumba, todo se convierte en estrés, en frustración, ira... yo ya no puedo soportarlo.

No hay comentarios: