jueves, 23 de enero de 2020

Llegué hoy al trabajo,

Temprano.

Por supuesto que temprano.

Fui todo el camino en estado ausente. El clima y el tráfico, a veces se ajustan a mis emociones.

Vas en esa cabina de cristal (el carro), aislado del mundo (o al menos eso crees) y pude sentirme como cuando tomas un café en una cafetería con terracita y tienes vista al tráfico de afuera. Y por un momento... se vuelve como más decorativo que real.

Cafetería... la cafetería en Francia. Hoy me trasladé a ella. El primer día a las 7 de la mañana. Yo, en una ciudad totalmente nueva para mi, sin nadie que me ayudara. Me gusta pensar en esa calma. El clima estaba igual, el ir y venir de las personas tranquilas en su entorno natural. La misma hambre que tengo ahorita... (en ese momento en el carro)... y ese nudo en el pecho de extrañarte un montón y saber que NADA anda bien entre nosotros.

No por una pelea... si no por distancias. Distancias físicas y del alma.

La cafetería, la cafetería... todo es calma, no queda de otra más que la calma y ese momento a solas conmigo misma. Silencios, muchos silencios. Y de pronto no estoy aquí, no estoy a 80 km por hora sobre periférico... y aún así... si estoy aquí... ahí.

Recuerdo los pasteles en la vitrina y las bebidas que jamás probé... quién sabe, siempre pensé que tenía mucho tiempo para hacerlo y hasta ahora voy cayendo en cuenta que quizá algún día pude no comprar pan que masticaba y mejor ahorrarlo para comprarme aunque sea algo pequeño pero descente en esa bonita cafetería.

Siempre hacemos eso... siempre pasa eso. Hacemos, actuamos, pensamos... en base algo que pensamos que pasará y en realidad... en realidad también sabemos que todo puede cambiar y nunca volver a pasar... pero seguimos actuando... y eso en si mismo es arte.

Nuestras vidas se convierten en arte dentro de esa esperanza.

Así que estoy aquí... Temprano... frente a la manzana en mi mano.

Me la diste tu... no estoy exaltada ni enojada ni triste... estoy en estado ausente... siento un vacío y no sé sentir esto.

¿Y si no te vuelvo a ver? ¿Qué tal que hoy fuera el último día que veo esos ojos? Y así vivo lo que siento por ti diariamente... intensamente. Así de intenso como si fuera la última vez que te veo.

Traigo tu camisa y traigo la manzana... la comida la preparé ayer para ti... tu me ayudaste a limpiar y hoy en la mañana la acomodaste en mi lonchera... tengo tu manzana...

Lo que no tengo es certeza, es calma. Lo que no tengo es ilusión ni emoción.

La semana es larga y yo solo quisiera que fuera viernes. Quisiera no extrañarte y en cambio sentirte.

No físicamente... sino en el alma.

Conexión a distancia.

El frío en mis manos y el nudo en el pecho... el mismo que sentí en la cafetería en Francia. Porque estaba lejos de ti... y sin embargo, todo estaba en calma. Para los franceses solo era un día más. Y yo tenía que estar en calma.

Y es exactamente lo mismo que siento ahorita.

No hay comentarios: