Aquellos que dibujan lo hacen con intención de capturar una imagen.
A través del tiempo, intentar de esta manera conservar la esencia de algo.
Y es verdad que visualmente es posible trasmitir sensaciones incomparables con cualquier otro medio de expresión.
Es como la música... como la danza.
Traigo esta idea loca de querer hacer un dibujo escrito.
Quizá a través del tiempo sea lo único que logre conservar de las personas.
De las personas en este momento... en este preciso instante que no volverá a ser.
Personalidades que impactan.
Llegan para enseñarte algo inesperado.
Y ese algo es un regalo especial, único y personalizado.
Porque solo en ti puede plantar esa semilla potencializadora de ve tu a saber qué tantas cosas.
No busques justificaciones ajenas, no busques permisos, autorizaciones, mucho menos comprensión.
Hay cosas que fueron diseñadas solo para nosotros.
Solo para ti.
Y aunque suene un poco cruel:
Sale sobrando la experiencia,
Sale sobrando la persona,
Sale sobrando el lugar, el tiempo y el espacio.
Al final lo que importa es el efecto que las cosas y las personas tienen en ti.
Lo que logran enseñarte.
Al final todas te enseñan a descubrir sentimientos, emociones nuevas.
Partes de ti que no conocías y que nunca podrías esperar tener o ser.
Y así... dentro de la ironía, dentro de lo ilógico y lo absurdo.
Logres darle un sentido a la existencia.
Que en mi más humilde opinión, no hay mayor fundamento para la existencia que el amor.
Ese amor que se nos viene intentando mostrar desde antes de que se supiera de la existencia de Jesús en la tierra.
Amor mortal.
Amor perfecto entre personas imperfectas.
Fragilidad que hace fuerte.
Incertidumbre que brinda certeza.
Libertad que da credibilidad.
Desorden para comprender el orden.
Miedo para aceptar lo incontrolable.
Y con cada nueva personalidad: una nueva oportunidad.
Para refutar, para cuestionar, para caer, para volverse a levantar.
Para recibir.
Para dar.
Para ser.
Para existir.
Para amar.
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