viernes, 17 de septiembre de 2021

Lo negativo...

 Un día que parece lunes pero no es lunes. 

Es viernes.

Me pregunto a dónde se fue mi seguridad. Esa confianza que sabía sentir. Me siento un poco perdida. 

Me hizo mucho daño, encontrar esos mensajes me hizo mucho daño y sé que esa es la raíz. 

No importa que la psicóloga dijo que no me debía importar eso. 

No importa que Ismael ya lo haya vivido y no sufre. 

A mi me duele. 

A mi me afectó. 

Y creo que entre más rápido lo acepte más fácil será para mi. 

Ya ni siquiera se trata de esa tipa, de lo que decían los mensajes, el tiempo en que pasó. Las intenciones o todo lo que ha venido después. 

Porque el sentimiento de miedo, de inseguridad, de tristeza se quedó clavado en mi corazón e impregnó toda mi sangre. 

Temo, siento pavor. Sufro, me arde. 

Estoy muy sentimental hoy. Como al borde del hilo. 

Puedo o tumbarme a llorar o solo ignorarlo y envolverme en el trabajo y mis pendientes. 

Lo que nadie ha podido entender de esta historia. De esa herida. Es que, en la época en que Ismael andaba cotorreando de esa forma... yo estaba más enfocada que nunca en sentirme muy unida a él. Quería atar todos los cabos sueltos... mezclarnos perfecto y sentir que el casarnos era el "final" perfecto, el broche de oro a la historia de amor más intensa, pura, honesta y directa de la historia. 

Quería conectar con él para llegar al altar siendo otros seres humanos, más conectados, inseparables. Telepáticos, interconectados con moléculas en el aire. Y en verdad sentí que eso éramos. 

Pero desde que vi en dónde andaba su cabeza me cayó por completo y de forma absoluta, la realidad que podíamos estar completamente en lugares distintos, pareciera que juntos pero en realidad muy muy lejos. 

En esos días que pude interiorizar mucho por todo este show del home office a causa del covid... que pude pasar mucho tiempo para oír misas y volverme una persona muy espiritual... me envolví en una burbuja de ilusión. No me gustó darme cuenta de la realidad. 

Me sacaron de mi círculo de seguridad. De pronto ya pasó casi el mismo tiempo que duré metida en ese trance: ya llevo 5 meses de casada. Me enteré de todo esto hasta marzo pero desde que me comprometí... desde que Ismael me pidió que me casara con él en Mazamitla... ahi empieza la transformación de mi vida y es algo que Ismael quizá no acaba de comprender. Ni siquiera se acuerda de la fecha. 

Fué en Julio... agosto 1, septiembre 2, octubre 3 noviembre 4... para noviembre, ya habíamos pasado por muchas peleas pero no sabía el tipo de mensajes que él mandaba. diciembre 5... todo empezó a mejorar. enero 6, febrero 7 todo empezó a mejorar mucho más porque fue cuando me regaló la primer carta en la entrada del trabajo y me dio dulces. marzo 8... me tronó el corazón en mil pedazos y siento que no lo he podido unir. 

Ya no puedo evitar ver cualquier mensaje de él sin sentir que borra cosas... que en realidad dice otras. Sin sentir arder mi corazón y querer quemar vivas a las tipas. Yo no sé qué me pasa. ¿Esto tenía mi abuelita quizás?

Le temo a las mentiras. Me hacen mucho mal. Sé que si viniera otra mentira yo ya no podría más. Sé que me hundiría y no podría volver a intentarlo. Ya no quiero y le ruego a Dios porque ya no existan más mentiras. Porque nos cuide, porque nos permita ser mejores personas: el uno con el otro y con nosotros mismos. Que me de fuerzas para resistir cosas feas. Quiero ser feliz... quiero sentir... sentir plenitud y felicidad. Vivir el cuento de hadas. Soñar... no me quiero hundir.

No sé con quién hablar sobre esto pero me hace bien escribirlo. Ahorita escribiré todo lo negativo... ya vendrá lo bonito después. Porque aún a pesar de todo este desastre, de todo este miedo, de tantas dudas e inseguridades... han venido también certezas... seguridades, esperanza e ilusión por un presente y por un mañana.


Por supuesto que no todo esta perdido. Si no... yo no estaría aquí.


Ayer mientras hacíamos el amor, sentí que por fin pude bajar la guardia. Mi perfil de tipo de personalidad no se equivoca en esa parte pero jamás lo habría sabido explicar. Soy muy perfeccionista en quien decidiera tener a mi lado. 


Y me gusta de Ismael que no se conforma. Que quiere ser mejor. Hay muchas cosas que no comprendo en él y se que no debo obsesionarme con entender. Pero al mismo tiempo se que no soy tampoco el tipo de persona que se conforma y pueda solo ignorar si algo no me gusta. 


 Quizá... mi error fue querer que en ese crecimiento o en esa espiritualidad él estuviera a la par conmigo... porque claramente somos dos personas distintas y él va a su ritmo. 


Quizá siempre debería tener en mente ya... que eso no se puede. Y seguir ligera en mi camino... sin cargar con la pesadez de querer lograr algo. 


Quizá me liberaría de todo lo malo y me permitiría amar de verdad como lo hacía antes. Amar sin analizar cada movimiento o sin tener. Amar con ilusión y certeza de plenitud y permanencia.

Pero no niego y lo sé con absoluta seguridad... que siempre guardo la ilusión que si le comparto lo que siento y lo que me llama a Ismael... él decidirá acompañarme y venir conmigo. 


Al final, la conclusión siempre es esa. Que lo quiero conmigo. Pero con todo esto de lo que me alimenté... ni aún teniéndolo conmigo lo siento mío. Yo creo que tengo miedo y me da más miedo aún que por paralizarme con el miedo, termine por alejarlo y hacernos daño de verdad.

No hay comentarios: