domingo, 30 de diciembre de 2018

Ojalá no hubiese perdido la buena costumbre de escribir más seguido.
Así tendría alguna referencia de cómo me sentía el día de hoy hace un año... ahora que todos se ponen cursis con esto del fin de año.
Aunque tampoco es que sirva de mucho.
¿Qué más da la Gaby que fuí?
Mi mayor preocupación es la que soy y la que seré.
Me siento como a las siete de la mañana, cuando todos aún siguen dormidos y soy la única despierta en domingo, con la promesa de un día en limpio, una página blanca que llenar con lo que yo quiera que sea.
Me da miedo analizarlo... pero es la verdad.
No importa el lugar, no importa si hay dinero o no... importa la persona, el cómo te hace sentir.
Yo no sé si quiero eso toda la vida. Bueno no, sí que lo sé. No lo quiero y sin embargo ahorita lo tolero... ¿Por cuánto tiempo más? Me da miedo que puede llegar a ser toda la vida ¿a quién pedir ayuda? Si la única que puede poner fin a esto soy yo misma... pero siento que ya es demasiada la carga... me puede, me supera.

Lo cierto es... que ya le temo a escribir, le temo a evidenciar a mis sentimientos, porque hoy creo una cosa y mañana otra. Un día soy José Luis tirado a mitad de periférico desnudo y golpeado y al siguiente estoy enojada con quién me ofreció golpear a quién me ha tirado ahí. Así que he preferido negar lo que siento... aunque si esta aquí es porque esta (el sentimiento) y peor tantito si prevalece... sería conveniente que no se evidenciara en mis escritos sino en mis palabras, en mis acciones, en mis decisiones...

¿En qué momento me volví tan cobarde?
Bien dice Pao: "si te da miedo es porque te va a servir"

jueves, 20 de diciembre de 2018

Dolor
Desesperación
Gritos ahogados
Impotencia
Inseguridad

Hace cinco meses, aquí estaba escribiendo sobre ti, deseando estar contigo, extrañando nuestros mejores momentos...
Hace doce meses estábamos tu y yo... más comprometidos que nadie en este mundo, yo peleando por ti, tu aferrándote a mi.
Hace doce meses ni tu accidente ni mi viaje eran lo suficientemente fuertes para todo lo que tu y yo sentíamos... incluso no podíamos hacer el amor pero cada centímetro de mi piel te pertenecía y sabía que todo en ti era mío.
La vida valía la pena, eramos sonrisas y peleas también que terminaban en llanto y en no poder estar lejos uno del otro por mucho tiempo.

Hoy... veo todo tan confuso, tan irreal, tan inestable...
Un día somos esos amantes, esos mejores amigos, esos confidentes y al siguiente nos hablamos feo, nos gritamos, nos ofendemos...
Mi corazón se rompe y lo siento gritar y llorar muy fuerte por dentro...
¿Qué nos falta? ¿Qué no tenemos ahora que solíamos tener antes?
¿Qué?

martes, 10 de julio de 2018



Qué ganas de besarte día y noche.
De contarte secretos.
De ser tu secreto.

Qué ganas de ver pasar el tiempo.
De no tener prisa.
De escucharte... de callarte.

Qué ganas de verte a media luz.
De apagarla.
De sentirte.

Qué ganas de que al día siguiente sepas que fui yo.
Yo, quién te tocó.
Yo, quién te habló.
Yo, quién te besó.
Yo, quién se entregó.

Qué ganas de que no digas nada entonces.
Que solo sonrías.
Que sonrías cohibido.
Cohibido y valiente.

Y qué ganas,
que entonces...
tengas las mismas ganas que yo.

Me he dado cuenta que es importante escribir de todo.
Que las palabras son como una cámara lenta en una película.
Ese preciso instante en que empieza una canción.
La vida es agua en nuestras manos.
Los momentos, los lugares y las personas.
Y cada sensación que tengo, incluidos los sentimientos.
Como si las emociones estuvieran en cada poro de piel.
Química.
Somos pura química.
Desde el nacer y hasta el morir.
Pero esta química nos permite salir, nos permite exteriorizar, nos permite expresar.
Superar el tiempo y el espacio.
Yo no sé si mi química resista al mañana, pero si no... que mis palabras perduren en el tiempo.
Que alguien pueda leer mi historia, que la critique, que la admire o en el peor de los casos que le sea indiferente... pero que pueda llegar hasta otra persona.


Queridos Magda, JB y Matheo:

Sé que debería escribir esta carta en francés, pero temo que mi mensaje no pueda trasmitirse completamente como lo deseo. Prefiero no correr riesgos y escribirlo en español:

Jamás me alcanzarán las palabras para agradecerles. Me han dado lo más valioso que un ser humano le puede dar a otro y es: su tiempo. Gracias por dedicarme tiempo, por compartir conmigo momentos, por permitirme conocer su vida y su historia. Me voy con muchos aprendizajes no solo sobre la cultura francesa o la colombiana, no solo sobre limpieza ni solo sobre usos y costumbres ajenas. Me voy con aprendizajes de cada uno de ustedes. Con sus puntos de vista, sus reflexiones, sus perspectivas y sus opiniones, me han alimentado y me han ayudado en mi crecimiento como persona.

Siempre los llevaré en mi corazón porque ahora forman parte de mi.

Les doy las gracias desde el corazón y con el alma les deseo una hermosa y maravillosa vida. Espero Dios me dé licencia para volverlos a ver pronto y darles un fuerte abrazo.

Á bientôt!

Los quiere: Gaby.


domingo, 17 de junio de 2018

Yo no niego nada.
Ni me arrepiento de nada.
Ni de cuando traté o me quede quieta.
Cuando busqué o dejé que me encontraran.
Cuando dije y cuando callé.

Porque hay una diferencia entre "experimentar" y "tolerar"
Porque cuando estas descubriendo, te vale madre.
Y cuando no te late, te aguantas.
¿Y cuál es la necesidad?
Solo por "disfrutar"?
Disfruto a mi manera y punto.

Creo que me ha faltado un poquito más de eso.
Una dósis de auto-confianza.
Y otra de mandar a chingar a su madre todo lo demás.
Es mi viaje.


lunes, 11 de junio de 2018

¿Qué tanto puedo escribir?
¿A cuánto le puedo dar vida con mis palabras?
Tengo tanto sobre lo cual escribir, tantas caras, tantas historias, tantos lugares.
Horas, minutos, días, meses... año.

A veces siento que no ha pasado nada de tiempo del 2018 y en otras ocasiones siento que es toda una vida.
Para mí ha sido toda una vida el no ver a mis papás a diario, el no ver mi ciudad, el no escuchar mi idioma. Tan solo han sido seis meses y a veces siento que ya voy a perder la cabeza... no me imagino quiénes se vienen un año, dos años y hasta cuatro y cinco o toda la vida. No hablo de a este país, no hablo de esta ciudad... hablo en general irte de dónde naciste, irte de dónde creciste.

He conocido personas increíbles, formas de pensar muy distintas a lo acostumbrado y sé que nunca podré volver a los mísmos lugares y sentirlos igual. Todo a cambiado. Sin embargo... de primer momento, cuando platiqué con esas personas por primera vez, me impresiona que por el contrario (qué ironía) nada me sorprendió tanto. Ni cuando escuché diferentes acentos, ni cuando vi distintas facciones y miradas y luego reconocí patrones en sus nacionalidades. Ni cuando oí a los ricos y pretenciosos, solitarios y confundidos con mil vicios. Ni cuando escuché a los pobres, lástimados y resentidos por lo que otros tienen y que ellos nunca han podido tener. Ni cuando escucho a los que no conocen la inseguridad, despreciarla como si fuera tan simple como una enfermedad de la que te tapas y ya está. No, simplemente no. En ese momento no lo ví, no lo escuché, no lo sentí.

Me impresiona, lo veo, lo escucho y lo siento hasta este momento... aquí y ahora a unos días de volver a mi casa pero sin estar en ella. Hasta ahorita, que puedo darme cuenta de lo poco usual que es para mi vida pasada lo que ahora es tan normal para mí. Y sé que no me siento ni me sentiré "normal" nunca más en ningún lado. Estando aquí la gente descaradamente se me queda viendo... porque sé que mi figura, mi color y mi piel cuentan la historia de mi país. Cada quién la lee diferente, dependiendo lo mucho o poco que sepan o crean saber de él.

Y... al volver, seré la que se fue de intercambio, con mirada perdida como se la vi a tantos compañeros y amigos míos que vi irse ilusionados y volver en modo zombie con los pies en el suelo y la mente volando en las nubes.

Sé que en parte es porque podré ver a mi México totalmente distinto, contrario a lo que muchos piensan y me preguntan en mensajes... ahora amo incluso más a mi país, lo amo, me aferro y estoy dispuesta a luchar por él. Por esa magia que gracias a Dios me tocó conocer al nacer ahí. ¿Por qué? ¿Por qué México? Porque México es neutro. Estaremos "jodidos" como a tantos he escuchado decir, pero ahora sé que no estamos tan jodidos como otros países. Sé que no estamos tan reprimidos, que no tenemos tan pocas oportunidades, que no tenemos "tanta inseguridad" como tantos extranjeros ignorantes me preguntarón. Sé que México puede, solo nos hace falta confiar un poco, poquito, demasiado, totalmente en él. Estoy enamorada de mi país.

Muero por volver a mi país y no me mal interpretes, tu que me lees en este momento. No porque no haya sabido valorar esta gran aventura, no porque no reconozca que estoy viviendo el sueño de muchos que ¡por Dios! Vaya que sé que es un sueño, si al fín y al cabo fue también el mío. Siento todo esto como una pinceleada de abertura, de expansión, como cuando lees un libro y descubres todo lo que desconocías y te percatas que ignoras tantas cosas más.

El mundo es un lugar fascinante que por más que lo visites completo, tendrías que volverlo a visitar después, para seguir siempre descubriendo cosas nuevas. Lo que sucede... y el por qué de que quiera ya volver a mi país es porque ojalá fuera tan simple -y más me vale construir una vida que me lo permita- como lanzarte a viajar y viajar, cuando te canses, volver a casa a descansar. Saborear unos deliciosos tacos con un buen tequila escuchando un mariachi con la gente que amas, recargar fuerzas, energía y moral jaja para retomar las maletas y volver a viajarlo, volver a descubrirlo. Por eso necesito volver a mi país. Porque una vez leí en una publicación de una compañera que también tuvo la oportunidad de viajar como yo, su frase decía "Vamos a pasar todo el día en una ciudad y como podamos, ese mismo día llegar a otra ciudad. Sólo porque sí, porque somos jóvenes y podemos. Porque sólo tenemos una mochila amarrada a nosotros y no raíces que nos hagan quedarnos en un mismo lugar." y por supuesto que me emocionó... pero al mísmo tiempo yo sentí todo tan distinto a esa frase... porque tengo mis raíces, tengo mi gente, tengo mi orígen y es tan bello saber que te espera ahí, que volveras, que lo pisarás y olerás, tocarás y sentirás de nuevo. Y cruzas ciudad tras ciudad, ves gente y gente, escuchas y pruebas y al fin y al cabo... todos somos lo mísmo. Y me llena poder decidir con qué quedarme.

Y en mi humilde opinión, sin mediocridades ni conformismos, yo me quedo con mi México. Porque México es intenso. Y es que Aquí a veces, la mayoría del tiempo hace frío y todo el tiempo llueve. Llueve y llueve y es constante. El chipi chipi ajeroso. Se siente el calorcito y a penas y lo percibes, te da permiso de usar blusa de tirantes pero hasta ahí. El agua es fría y no te puedes meter entonces medio la disfrutas con la humedad que la corresponde.

Pero en México... en México si la tormenta llega, prepárate porque te va a tumbar y te va a innundar el tren. Si el calor llega, prepárate porque vas a deseear morir. Si vas a la playa es para aventarte al agua o te mueres y ¿qué crees? PUEDES METERTE sin morir en el intento. En México la música se siente, y te hace llorar y te hace gritar y ya sea que te la dediquen o la dediques, la cantas a grito pelado y que chingue su madre el resto.

Así que agradezco todo esto. Agradezco este viaje, estas locuras, estas personas. Agradezco todo porque te hace valorar de dónde vienes, te hace soñar con el a dónde irás. Te hace tocar piso y te deja volando al mísmo tiempo.

Pronto podremos regresar.