jueves, 21 de julio de 2022

La playa… ojalá quedara tan rápido como para venir cada que se te antoje… y no a cuatro horas de distancia. Estoy emocionada por volverlo a ver pero al mismo tiempo me da mucho miedo… porque me conozco y soy de clavarme, yo no me rindo fácilmente y se que si me entrego lo hago a manos llenas.

Traigo muchas cosas en la cabeza y al mismo tiempo no quiero traer nada… estar aquí me hace recordar Cancún y Punta Perula y Sayulita… solo tres playas en las que pude estar con Ismael… y se quedaron clavas en mi corazón… esa sensación de sentirme sexy, de sentirme en aventura y protegida al mismo tiempo. Ahora… volver a convivir con mis papás, con mi familia y sus decisiones, es bonito porque estar sola también es cansado pero al mismo tiempo me enfada… era una dinámica en la que nunca se toman en cuenta al 100% tus opiniones y si se hace… alcanzas a sentir como culpa. En cambio… con Ismael era NUESTRA historia, nuestras decisiones. No puedo creer que todo eso… aquello que creía tan mío… tan mi hogar… de pronto de la nada se esfumara de mis manos… como polvo, como arena…. Y sin embargo quede salpicada. Me genera mucha incomodidad y hasta cierta desesperación su ausencia…

Y trato de enfocarme en el presente. En lo que soy ahora. En el dónde estoy aquí, ahorita. El cuerpo que ahora tengo, las decisiones que he tomado sobre él tanto consciente como inconsciente. Trato de acordarme de mis amistades que me han hecho sentir que les hago falta ahora que no estoy en mi rutina y a pesar de que a muchos de ellos no los veo todo el tiempo. Trato de pensar y aferrarme a Luis aunque quizá tampoco este bien. Y es que me gusta la intensidad… tengo esos altibajos. Necesito pasión e intensidad, y después calma y meditación para después concentrarme y dar lo mejor a nivel productivo y volver a empezar el ciclo.

Creo que ya me tocaba descansar sobre todo después de casi tres días sin dormir por culpa de mi locura y ganas de soltarme y la neta quise agradecerle a Dios y a la vida que me daban la oportunidad de dejarme llevar y de que se me cumpliera el deseo de estar con Luis. Llevaba dándole vueltas al pensamiento por semanas si no es que por meses… y cuando se te presenta la oportunidad… no lo sé pero yo ya tengo como un instinto de culpa… en el que no me puedo creer que la vida me quiera permitir estar contenta así que trato como de evadirlo… pero ahora me dejé llevar… quizá demasiado… y es que al final de cuentas siempre estamos en busca del equilibrio.

Pero lo que sí recuerdo sobre Ismael es que llego y arrasó con todo en mí… derribó poco a poco mis barreras y me liberé… ahora ya no me siento con la capacidad de volverme a encerrar, de volverme a limitar, tengo ganas de ser feliz, tengo ganas de soltarme y es lo que hice. Diría que ya no me importa estrellarme, pero estaría mintiendo, claro que no quiero terminar arrepintiéndome pero ya me harte de tener miedo a lo que pueda pasar y al final de cuentas el decidir no hacer las cosas es una decisión… prefiero sufrir porque hice lo que me latía porque me dejé llevar, porque confié. Yo creo en Dios… en su camino y siempre me ha presentado cosas locas pero supongo que es porque tiene un plan para mí. Quizá no lo comprendo, pero sé que existe.

No hay comentarios: