viernes, 5 de febrero de 2016

Pensé que ya lo había superado… pero no… todavía me hacía falta llorarle una última vez… y lo hice…… con todo mi corazón lo hice. Cuando terminé… lo pensé una última vez…y mirando al precioso cielo azul, lo dejé ir… me despedí de él y junto a él… también deje ir a esa yo que existía cuando estaba con él… esa yo que no me gustaba… me despedí de ese último pedazo de mí misma que temerosa y asustada, había vivido todo este tiempo. 

Extendí mis brazos, me di cuenta de que estaba aquí, que estaba viva… en ese momento, vi tan claro como el agua que el tiempo ya había pasado… que sí… aquello que recordaba, extrañaba y que quería de vuelta había sido hermoso y me había echo muy feliz pero comprendí que no podía seguirme aferrando a los recuerdos, que al hacerlo… solo los estaba distorsionando en mi memoria y en mi corazón y me estaba lastimando más y más. Que tenía que soltarlos… dejarlos ir… tomar todo lo bueno que me habían dejado y mirar hacia adelante, descubrir qué nuevas aventuras me tenía la vida… qué nuevas formas de hacerme reír, qué nuevos aprendizajes y claro… qué nuevas caídas. 


Por el momento… solo me queda levantarme, lavarme la cara, escuchar una canción alegre, pintarme las pestañas… ponerme un poco de perfume y un poco de color en la boca. Sonreír… sonreír para mí… sonreír por mi. Sonreír sola, conmigo misma. Sola y muy orgullosa… sola y sin miedo…. Ahora sé lo que quiero… sé también lo que no quiero… tengo sueños, tengo aspiraciones y tengo gracias a Dios la salud, las oportunidades, cariño y apoyo de personas que me quieren y se preocupan por mi. ¿Qué más le puedo pedir a la vida? Yo lo tengo todo… y mientras siga consiente de esto y de la presencia del Señor en mi corazón… lo seguiré teniendo todo y me seguiré levantando para ver qué más me espera, qué nuevos caminos puedo recorrer. 

Y siento… siento que empiezo a sanar… sanar desde adentro y yo solo… yo solo le pido a Dios que me dé más caídas :)





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