miércoles, 30 de marzo de 2016

Estoy en ese punto del estudio en el que te dan ganas de aventar todo y decir "ay ya que Dios me bendiga" jajaja

No soporto "estudiar" nunca me ha gustado el concepto.
Me gusta aprender y es por eso que me esfuerzo por poner atención en clase y hacer mi tarea con tiempo para que me surjan todas las dudas y arreglarlas en el transcurso del parcial. Así cuando llegue a este punto de la noche un día antes del examen, solo sea cuestión de repasar mis notas, checar presentaciones, hacer uno que otro ejercicio y sale bye que Dios te bendiga mija.

Pero hoy... bueno eso iba bien. Pero tiene que llegar el último maldito capítulo. ¡Cómo lo odio!
No entiendo nada de nada.

Me siento sola... me siento en ese filo del precipicio. Si lo pienso demasiado puedo caerme al vacío y sin embargo del otro lado me espera el pavimento seguro. Pero no tengo ganas del pavimento seguro. Así que estoy aquí... Al filo, con los brazos estirados como si fuera un pájaro, concentrada con los ojos cerrados sintiendo todo al mismo tiempo y de manera moderada: la adrenalina, el miedo, la desesperación, la tristeza, la ansiedad, la culpa, la fortaleza, la esperanza, la fé... aquí estoy.

No todo es sufrir ¿sabes?
La vida es buscar la felicidad.
Ya nunca más pasaré la mayor parte del tiempo "haciendo lo que me toca" para no sentir culpa cuando llegan los momentos mágicos de la vida.



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