Momentos de incisión.
No tengo ganas de andar en chinga como mis papás.
Nunca me ha gustado la vibra que hay aquí los sábados por la mañana.
Esa sensación que hay miles de pendientes que tienes que liberar con la promesa que entre más pronto termines, más espacio existirá para cumplir con lo que en realidad tienes ganas de hacer.
Sin embargo, tampoco tengo ganas de la dinámica que yo misma me he construido en mi casa, como que me pica la soledad.
Amo a mis gatos, mi tiempo y mi espacio pero no me gusta saberme sola en un infinito mar de opciones de cosas que puedo hacer.
Yo sé que es temporal. Y es tan simple como que a Gaby de hoy en Marzo 2025, no tiene ganas de estar sola y ama el ruido externo.
No estoy buscando escapar de mi misma, tan solo ya tuve DEMASIADO de mi y siento mucho más enriquecedoras las experiencias compartiendo con mi familia, con Lucy y con Eibar.
Es rico admitirlo, es rico dejar evidencias de la Gaby que voy siendo. Estoy aprendiendo que, cuando leo a la Gaby de hace un año, me doy cuenta que en realidad no sabía qué acciones la llevarían a cosas que le encantaron ni tampoco a cosas que la hicieron sufrir. Tan solo fue viviendo y siguiendo su corazón... y estoy aprendiendo justo eso, que lo mismo pasa ahora.
Tengo más herramientas que en el pasado y soy mucho más yo pero seguiré sin hacer todo a la perfección y me caeré muchas veces.
Pero prefiero aferrarme a la idea que pase lo que pase, será de la mano de escucharme profundamente, de pensar en cuidarme, de pintar las líneas, los trazos de lo que quisiera experimentar y dejar que Dios me ayude a delinear y coloreemos en conjunto.
Me dan miedo las tristezas y frustraciones pero son parte del todo incluido de la vida.
Quizá la única opción es transitarlas con mucho amor y fe.
Mucho amor y mucha fe.
Eso es lo que quiero para mi.
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